miércoles, 30 de junio de 2010

Un poco más cerca. Nos empezamos a emocionar


Martes 29 de junio. Día marcado en rojo en el calendario porque juega la roja. Se disputa una plaza en los cuartos de final, esta vez contra una selección de las peligrosas. Nada menos que la Portugal de cristianito Ronaldo y de varios jugadores de sobra conocidos en la liga española. Ya habían jugado las demás y para el final quedaba ver uno de los cruces más igualados. Yo me había preparado para la ocasión, había quedado con paquito, con quien el día anterior había estado viendo a la siempre favorita Brasil. Paco es un amigo que siempre está ahí, había acabado los exámenes y me propuso ver el partido en su casa. Sus argumentos eran irrebatibles.

_ “Pues podríamos comprar una birras o unos bricks de sangría y ver el partido en mi casa”
_ A lo que respondí: “¡Hostia pues si! Además con el proyector que te has pillado se tiene que ver de puta madre. ¡Hecho!, mañana a tu casa. Prometo no crear un evento en el facebook para que venga toda la peña.”

Este diálogo aproximación de la realidad forjo el compromiso y llegó la hora del partido. Sacamos la botellita de Don simón y nos dispusimos a ver a lo grande el esperado partido.
No voy a hacer una extensa crónica del partido sobre cada una de las jugadas, pero si daré mi impresión sobre lo que se pudo ver ayer en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo.

Todo empezó como queríamos, España salió con las ganas necesarias para un choque de estas características. Se adueñó de la pelota y pronto creamos las primeras ocasiones con buenos disparos a puerta de Villa y Torres que el acertado portero Eduardo se encargó de desbaratar.

Fue un partido dominado casi en exclusiva por España, cuyo marcador no refleja la clara superioridad que existió en nuestro juego. España va de menos a más en este mundial. Ayer todos estuvieron de 10, salvo Torres que estuvo de 9 y torpón. Pero no quiero castigar hoy al niño en estos momentos tan decisivos. Hablaré del resto, de lo que más me emocionó de esta victoria.

Cierto es que España no había sacado su mejor versión en la fase de grupos.
Pero los octavos nos devolvieron un poco de ese espíritu ganador que tuvimos en la Eurocopa, además ayer hacía justo dos años de aquella bendita final contra Alemania.
Los jugadores sacaron la calidad y la energía reservadas para las grandes ocasiones. Xavi volvió a mandar en el centro del campo. Muy bien acompañado del otro Xabi que renqueante del tobillo no dudó en disputar cada balón dividido, arriesgando una lesión mayor y también de Busquets que poco a poco se está convirtiendo en la revelación del mundial. Un chico de los que parece que no hace nada, pero que es decisivo en el control del juego de esta selección.

Y como no, vimos al que ya todos adoran. Un jugador al que nadie le ha regalado nada. Que antaño se ganó la titularidad a fuerza de goles y sacrificio y que así, como quien no quiere la cosa, le faltan solo tres tantos para igualar al antiguo 7 de la selección, de cuyo nombre no hace falta acordarse.

Demostró de nuevo su hambre de gol, su entrega constante, ya sea como delantero o escorado a la banda. Villa significa para este equipo mucho más que un goleador, mucho más que una moda. Es el jugador modelo a seguir por cualquier deportista.

Y como él, aparecieron los pesos pesados de la plantilla. Resucitó Capdevilla, ejerciendo de veterano en cada batalla del encuentro. También apareció Puyol, actuando en defensa, cual si fuera un verdadero “tiburón”, enseñando los dientes a quién osara adentrarse en territorio de Casillas.

Iker no falló en las contadas ocasiones con que inquietaron los delanteros lusos y atajó el único destello de peligro que salió de las botas de CR7 / 9 o como lo quieran apodar sus seguidores.
Y no quiero dejar de citar a un Ramos que tuvo el 2-0 muy cerca, y a los demás jugadores. Un gran Piqué, como de costumbre y un siempre genial Iniesta, interviniendo también en la jugada de tiralíneas que fue el gol.

En definitiva, ayer se pudo ver ese juego que muchos aficionados añoraban y que tendremos que repetir en lo que nos queda de competición si se quiere llegar a lo más alto.

El próximo duelo será contra los paraguayos. A priori, una selección más débil, pero que llegará sin presión alguna y con los deberes hechos, preparado a dar la campanada. Por tanto, la confianza sería un error que podría pagarse caro. Lo que es seguro es que habrá que luchar y demostrar el favoritismo en el terreno de juego.

No dudo en que los jugadores están más concienciados que nunca en conseguir la copa del mundo y que harán todo lo que esté en sus manos o en este caso en sus pies para conseguir la gloria. Y aquí desde casa, el país vive con mucha ilusión cada nuevo paso adelante que da este grupo de magos del balón, esperando a levantarse y gritar cada gol nuevo que marquen.

Y ahí estaremos el próximo sábado, los amantes del fútbol y los que no lo son tanto. Casi el país al completo, seguirá y apoyará a la roja una vez más en su camino hacia semifinales.

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