miércoles, 25 de abril de 2012

¿Qué escribiremos el viernes?

Después del partido de ida de las semifinales de la Europa League contra el Atlético de Madrid, la mayoría de la afición dejamos de creer en este equipo, en este entrenador y en su manera de vender humo en cada compromiso importante que se acerca. El partido del Calderón fue tan bochornoso, tan malo, tan lastimoso que nos dejó muy dolidos y apáticos, como si ya no quedase nada a que apelar para seguir teniendo ilusión por ver al Valencia de la actualidad.

imagen extraída de www.superdeporte.es
Mil calificativos negativos podríamos aplicar al 4-2 de la ida, cuyo resultado fue aunque no lo parezca lo único positivo que sacó el Valencia de un partido para olvidar. El tardío gol de R.Costa dejó vivas las posibilidades de remontada para la vuelta en Mestalla. Sin embargo la falta de creencia en que se pueda pasar a la gran final no radica en lo difícil del resultado necesario para remontar, sino en que la misión de esa gesta recae en un grupo de jugadores que en estos últimos años han demostrado que no son capaces de competir en los momentos clave y que cuando llega la hora de dar la cara, se esconden, les flaquean las piernas y sacan su peor versión dando una imagen de equipo pequeño y cobarde que no veíamos en el Valencia desde hace muchos años.

Por las razones citadas y por los últimos y numerosos ridículos acontecidos esta temporada que evidencian la endeblez del equipo, sería difícil que la afición llenara el campo el Jueves con cánticos y banderas. Pero por suerte para el Valencia y para Unai, el destino le ha dado una ortunidad más para que la afición se reenganche y saque los últimos posos de fe que le quedan a la botella de la ilusión. Esa oportunidad nace de las buenas sensaciones que dejó el partido contra el Betis, donde sin hacer ni mucho menos un partidazo si que se vieron mejorías que otorgan al más optimista una razón para alargar la creencia en que es posible si el equipo se pone por fin la careta de profesional en el terreno de juego.

No quisiera parecer iluso y hacer un alegato ingenuo animando a los lectores a que crean en algo que no hemos visto durante 4 años, de hecho si apelamos a las estadísticas y a las últimas decepciones vividas, la cabeza nos diría que no nos hiciéramos ilusiones, que la cosa es poco más que una utopía. Sin embargo yo, particularmente, si me decanto por apartar por dos días esa parte lógica que tiene el fútbol y centrarme en esa otra parte que invita a la locura, a la remontada loca, a los partidos vibrantes con final feliz, de esos que todos alguna vez hemos vivido, disfrutado y que han ayudado a que seamos un poco más futboleros.

Yo mañana seré ese valencianista abnegado que cree hasta el pitido final en la victoria de su equipo, apelaré al espíritu de los goles de Piojo y de Mendieta, a la mirada hacia el cielo que en el último suspiro se rinde a los designios de la Mare de Deu. Seré creyente por un día, pero mi religión será el valencia CF, porqué casi lo único que tengo para aferrarme es la fe, igual que dijo Unai hace una semana.

Iba a escribir también sobre el once que sacaría al campo, pero ya no creo ni que sea lo más determinante. Solo espero que por una vez el técnico consiga sacar esa motivación extra a su equipo, ese plus que tanto se necesita en los grandes escenarios y en las fechas señaladas y del que tanto carecemos.

De una cosa estoy convencido, la afición tendrá su motivación, mañana cada valencianista habrá buscado en lo más profundo de su ser, esa pizca de ilusión que tenía guardada en la reserva y la habrá encontrado. Las gradas cantarán, animarán, ondearán sus banderas y ayudarán al equipo. Los seguidores por tanto nada más podemos dar ni hacer. La pelota está en el tejado de los futbolistas y mi última duda es ¿qué escribiremos el viernes?


jueves, 12 de abril de 2012

Recuperando la sonrisa

Dos semanas atrás me hallaba yo indignado con mi Valencia y hastiado de los síntomas repetitivos de torpeza que venía mostrando el técnico y los jugadores partido tras partido. Nos habíamos complicado la vida en Europa y nos la estábamos jugando en Liga, siendo cuestión de tiempo que perdiéramos el tercer puesto.
foto extraída de www.superdeorte.es

Sin embargo algo ha cambiado en el equipo. No se exactamente como explicar la reacción que ha experimentado en los últimos 3 encuentros. En mi último post, renunciando ya a toda esperanza de disfrutar del fútbol esta temporada, solo pedía una cosa a Unai, que aplicara la cordura en sus planteamientos, sistemas y alineaciones. Aunque solo fuera para librarnos de más ridículos.

No se si habrá leído mi blog o qué. (obviamente no creo) pero la verdad es que algo ha tenido que hacer porque en tres partidos, el equipo ha marcado 8 goles, solo ha encajado uno, ha remontado en Europa, clasificándose de manera solvente para las semifinales de la Europa League. Y no se queda ahí la cosa, sino que el partido que más temía el aficionado fue todo un espectáculo pero al contrario de lo esperado, muy positivo para la imagen Che en España. El conjunto de Emery plantó cara y de que manera al líder de la liga y me hizo volver a disfrutar de la emoción de un partido contra un grande.

Hacía tiempo que no sentía ese cosquilleo en el estómago viendo jugar a mi equipo. esa inquietud que provocan los ataques del contrario y esa chispa de ilusión cuando ves a tu equipo atacar la portería rival. Eso es lo que sentí el domingo viendo a Guaita atrapando los disparos de los jugadores de Mou y a Tino Costa estampando el esférico en los palos defendidos por el portero de la roja.
No se ganó el partido, no fue ni más ni menos lo que se espera de un Valencia que en ocasiones como esta demuestra que no son desmedidas nuestras exigencias.

Tres partidos que han devuelto la cordura a este grupo de futbolistas y que han ofrecido ni más ni menos que lo que la afición pedimos a cambio de nuestro apoyo. Actitud, ganas, entrega, motivación y espíritu ganador.

Después del buen sabor de boca que dejó el Valencia en el Bernabeu nos quedaban las dudas de si era un espejismo más de los que estamos acostumbrados los sufridos valencianistas. Pero por el momento parece que la ilusión óptica continua y esta vez se pudo comprobar en casa, en un Mestalla que hacía tiempo que no veía a su equipo ganar holgadamente.

La reacción positiva del equipo viene acompañada también de una cierta revolución en los onces y las convocatorias, viendo como algunos fijos desaparecen y como otros casi olvidados vuelven al equipo. Hoy además tuvimos el placer de volver a contar con Sergio Canales que reaparece después de su dura lesión y de Maduro que parece que contará para ayudar en los últimos esfuerzos que le quedan al equipo para terminar lo mejor posible la temporada y devolver de paso la sonrisa a la grada del santuario del Viejo Mestalla. ¿Continuará la racha positiva? Ojalá que sí.

De momento y aunque queda mucho por hacer y por remendar, por una noche toca hablar bien del equipo y no criticar. Porque no siempre se pueden sacar a la luz únicamente los defectos. Me gusta ser justo y todo lo imparcial que me deja mi valencianismo para valorar las actuaciones conforme son, para exigir cuando lo veo necesario y para alabar cuando lo creo conveniente.

Sigamos así y despidiéndome pediría nuevamente a Unai que si realmente ha decidido morir con sus ideas y afrontar su fin de ciclo con valentía, que acabe lo que buenamente ha empezado y quizás pronto, muy pronto algunos bloggeros como yo nos acordemos de hablar solo de fútbol y debatir nuestras impresiones en intentos de crónicas puramente deportivas. 

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