martes, 1 de junio de 2010

Homenaje a Baraja: 10 años disfrutando de gran fútbol


Último domingo de liga. El valencia se enfrenta al Tenerife en un partido intrascendente para los de Mestalla. Pero este partido no se recordará nunca por lo deportivo. Hoy el protagonista no es el fútbol. Hoy toca homenajear al Pipo con nuestros mejores honores. La afición se prepara para despedir con aplausos y cánticos al hombre que luciendo el 8 en su camiseta ha representado los colores de nuestro Valencia por los mejores estadios de Europa durante los últimos 10 años.

Echando la vista atrás, la historia viva del equipo no se entiende sin él. En la memoria queda la celebración de dos ligas, una copa del rey, una copa de la UEFA y una supercopa de Europa. Se podrían escribir muchas líneas y muchas palabras de agradecimiento para este gran futbolista y quizás nos quedáramos cortos.

En el terreno de juego, ha demostrado ser uno de los mejores jugadores del mundo en su posición, la de mediocentro organizador. Durante su trayectoria en el Valencia, muchos han sido los hombres fichados con el propósito de sustituirle. Pero ninguno de los encargados de cubrir su puesto, han podido hacer sombra a este gigante del fútbol.

Su visión de juego, la calidad conduciendo el balón, los pases certeros desde 50 metros, los disparos potentes de media distancia, su eficaz remate de cabeza y sobre todo: el saber medir el tiempo de cada partido. Saber cuándo hay que parar la pelota, cuando darle velocidad o cuando conducir el balón y abrir espacios que puedan ser aprovechados por los delanteros.

Aspectos técnicos del fútbol, que Rubén “el Pipo” Baraja los domina a la perfección. Cuando Baraja está en el campo, no corre el jugador. Lo hace la pelota. Cuando él juega, el equipo juega bien. En pocas palabras se podría decir que reúne todos los condicionantes para calificarlo como un jugador con clase, y por supuesto un jugador de CLUB.
Y destaco esto porque jugadores como él, son los que necesita un equipo si quiere ser grande y optar a ser campeón en todo. En su andadura como valencianista, no solo ha dado muestras de tener un enorme talento en el trato de la pelota, sino que además, ha sabido gobernar al equipo para conseguir los importantes títulos que ha ganado el Valencia en la última década. Es de los jugadores con espíritu ganador, que en los grandes momentos da la cara, que no se arruga y que transmite ese ánimo al resto de la plantilla, para creer en que siempre se puede ganar, o que al menos hay que luchar hasta el final.

Sin hacer una larga biografía de su figura como profesional, no quisiera terminar mi pequeño homenaje, sin señalar dos puntos importantes de su última etapa valencianista. Un par de detalles clave, que hicieron darme cuenta de lo que significa ser un gran jugador.
Uno de los puntos clave tuvo lugar en la temporada 2007/2008 con koeman como entrenador. Fue un año muy delicado para la entidad y aunque todo terminó sin grandes consecuencias, no fue todo gracias al destino. Baraja y unos pocos más se colgaron el equipo a la espalda y dieron el callo en los últimos partidos de liga, evitando lo que pudiera haber sido un desastroso descenso de categoría.
Ahí estaba Pipo, y también estuvo en Madrid, en el Calderón, para alzar la Copa del rey. Posiblemente en uno de los años que menos se esperaba.

El segundo punto que destacaré  es su actuación de esta última temporada, en la que este gran profesional, aún sabiendo casi con certeza que no se contaba con él para la siguiente campaña y con las pocas oportunidades que ha dispuesto para jugar se ha rebelado contra todos aquellos que ya lo veían muerto e inservible deportivamente, demostrando una vez más lo que es dominar un partido y darle sentido al juego capitaneando un equipo. 

Digo esto porque he oído decir este año de los labios de algún periodista con poco raciocinio palabras como: “este fin de semana Baraja tendrá otra oportunidad para reivindicarse” y yo pensaba. Un jugador con su veteranía ¿qué le falta por demostrar y qué tiene que reivindicar que no lo haya hecho ya?

En fin señores. El partido contra el Tenerife fue el último en el que pudimos disfrutar de Baraja vistiendo los colores blanquinegros. Pero como bien demostró la afición esa tarde, si fuera por nosotros, seguiría siendo nuestro capitán hasta que las fuerzas le flaqueasen y otro valiente marinero pudiera ocupar su puesto llevando el timón del equipo.

Lástima que donde haya patrón no mande marinero y que la decisión de nuestro presidente (poco o nada respaldada por la opinión de la calle y la de muchos entendidos de este deporte) nos haya privado a los amantes del buen juego, de seguir disfrutando del fútbol que brinda uno de los mejores jugadores que han pisado el santuario de Mestalla.


A partir de aquí se convertirá en un  jugador más de leyenda: Claramunt, Puchades, Kempes, Piojo y ahora Baraja. Muchos como yo le deseamos que triunfe allá donde vaya y que ojala pueda seguir practicando el fútbol unos añitos más. Y como final acabaré con la frase que más ha calado en la afición y con la que siempre le recordaremos. Cuando llega la noche, yo soy Baraja.

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