La noche se esperaba con ilusión, la gente había esperado impaciente para ver jugar a su Valencia otro gran duelo en la cumbre europea, se iba a disputar un partido de gala donde se iban a enfrentar un peso pesado del fútbol inglés contra un tres veces aspirante al título continental, el Valencia c.f.
En la previa comentaba que era un partido para disfrutar y que me iba a sentir orgulloso si el Valencia daba la cara y jugaba sin miedos y con el único objetivo de ganar y agradar a la afición.
Bien, pues diré que me siento orgulloso a medias. Esta noche teníamos delante a un Manchester que no asustaba, que presentaba bajas importantes como la de Wayne Rooney o Ryan Giggs y que en mi opinión salió al campo a contemporizar y verlas venir. Me atrevo a decir que tuvimos enfrente a unos diablos rojos que para atemorizar solo conservaban su nombre, ese que lleva consigo un gran palmarés, pero que a día de hoy dista mucho de ser invencible en un campo de fútbol.