Hoy la actualidad futbolística venía cargada de noticias
variadas y de considerable interés público. La última convocatoria de Vicente
Del Bosque confirmaba una vez más su indiferencia hacia Roberto Soldado, al que
al parecer es bueno, pero no tanto como jugadores de la clase de Torres, un
“Niño” sin duda sobrevalorado pero que nadie se atreve a quitarlo de la lista
fija de la Roja. La siguiente gran noticia era el acuerdo entre la AFE y la LFP
que permitirá por fin al ansiado futbolero disfrutar de ver a su equipo debutar en la liga
11-12.
La tercera y última noticia tuvo lugar esta tarde cuando se realizaba
el sorteo de grupos de la próxima Champions League, un acontecimiento que ha
servido para calmar momentáneamente el mono de fútbol que sufren muchos
aficionados en el Twitter. Como podéis comprobar, alicientes sobran para estar
entretenidos un buen rato hasta que se juegue el primer partido de liga.
Sin
embargo un servidor, ajeno al cabreo por la no convocatoria del 9 valencianista
sigue sin poder quitarse de la cabeza la marcha de nuestro último
internacional, el 10 del Valencia, el gran Juan Mata. La salida del asturiano
hacia tierras inglesas me la esperaba tanto como la mayoría de vosotros, pero
no por ello ha sido menos dolorosa. Duele porqué es el enésimo ejemplo de que cualquier
jugador es transferible, de que el dinero manda, de que da igual perder calidad
o no, lo importante es que hay crisis. Y como hay escasez monetaria no podemos
hacerle frente a los dos intocables. No debemos osar hacerles sombra a los
líderes de audiencia, esos que se inventan guerras frías con tal de que sigan
hablando de ellos y solo de ellos.
Este fin de semana habrá liga de nuevo, pero parece que otro
año más estaremos condenados a jugar la llamada otra liga. Nos mantendremos
expectantes, para ver si alguno de los nuevos jugadores valencianistas cuaja y termina siendo la
promesa futbolística que esperaban al ficharlo. Lo malo és, que en caso de que
uno de ellos llegue a triunfar y se convierta en la revelación de la temporada,
en caso de que llegue incluso a tocar las puertas sagradas de la Roja o se erija
como titular indiscutible en su selección de origen. En ese caso, no podremos
saborear su fútbol por mucho tiempo. Nos resignaremos a pasar el siguiente
verano en alerta constante de que en cualquier momento vendrá una oferta por él
y se lo llevará el mejor postor, porque aquí no podremos rechazar esos millones
en forma de traspaso que hagan sobrevivir al Valencia un año más a salvo de los temidos
banqueros.
El señor Llorente que ahora se cree el salvador del club,
que llama a la afición a creer y a tener una fe ciega en nadie sabe qué. El que
vende cualquier cosa menos las parcelas, el que baja la deuda pero mantiene el
tipo de interés que se ha de pagar anualmente, el que tiene un plan de
viabilidad que hasta ahora solo ha demostrado regateando fichajes inútilmente y
aceptando ofertas “escandalosamente escandalosas”. El que ha acabado con la
cola de espera de los pases pero tiene la botella llena de ilusión.
Este señor es defendido por los llamados responsables.
Aquellos que creen que el fútbol se resume solo en números. Y ven cualquier
acción como necesaria porque el club está en crisis. Entiendo que un sector de
la afición pueda estar a favor de que el club se sanee, pero yo pregunto: ¿a
que precio?
Porque puestos a ahorrar, podíamos haber apostado más por la
cantera, sabiendo que a poco que confíes en los chavales y les des
oportunidades los resultados son beneficiosos si o si. Puede que de ello tenga
culpa también el míster, aunque con la atenuante de tener que demostrar año a año
que es digno de confianza y capaz de sacar un resultado deportivo tangible.
Es el problema de confiar a medias en un entrenador e ir renovándolo
año a año.
Siguiendo al hilo de la crisis, porqué no siguió utilizándose a
Marchena. Un central que cumplía con el papel deseado de sacar el balón jugado
desde atrás y no haberlo medio regalado al Villareal, donde sigue haciendo su
labor perfectamente. Podíamos haber contado también con Stankevicius, el más regular la
temporada pasada en la zaga (Esto es opinión). Haber ejercido la opción de compra
creo recordar que no llegaba a 2 millones, sin embargo se desestimó.
Habría mucha tinta que derramar para seguir expresando críticas,
sin embargo lo dejaré aquí, no sin antes lanzar el mensaje de que ojalá las
ventas de las figuras Villa, Silva y Mata (entre otras) hubieran servido para terminar el
estadio, sin embargo esto no se produce y veremos hasta cuando tenemos que
esperar para verlo. Mientras tanto el magnífico gestor valencianista sigue
cobrando su buen sueldo a costa de ser un presidente muy responsable económicamente.