Más allá de que el dilema Unai si Unai no, vuelva a la palestra
gracias al último calentón. Mi opinión es que esta vez no estamos
discutiendo sobre el partido de Alemania en si, sino sobre su
trayectoria pasada y su evolución en el futuro cercano. Es decir, no
es un simple calentón. Ojalá!
Yo mismo he creído en Emery mucho tiempo pese a los fracasos en
las eliminatorias, porque sinceramente a veces me da pena lo buen
trabajador y honrado que es, al menos aparentemente.
Este año comenzamos con fe, aunque bastante ciega, en que debido
a la renovada plantilla con suerte habría un grupo muy unido en el
vestuario, que junto con el aprendizaje del entrenador en los últimos
años, pudiera llevarnos a un cambio de rumbo, a subir un nivel en la
ambición por ganar.
Después del partido ante el Barcelona, con la gran actuación del
Valencia y viendo como había mejorado la línea defensiva con las
nuevas incorporaciones, añádele el gran estado de forma de Soldado,
tuvimos el punto álgido que nos caracteriza a nuestra afición. Yo
fui el primero en alabar ese partido, pero porque era justo, sin
importar lo que deparara el futuro. Hasta esa fecha habían más
virtudes que carencias.
Pero la historia se repite y le siguieron unos partidos cada vez
más malos dejando como colofón la derrota ante el Leverkusen.
Ahora el panorama está con la afición en su punto más
pesimista, conscientes de que la Champions se escapa y que en Liga
los grandes despiertan, si es que llegaron a estar dormidos. Los que
no nos conformamos con volver a estar varios meses con el máximo
objetivo de disputar un tercer puesto y viendo como la distancia
entre la otra liga se aumenta domingo a domingo, nos planteamos si
Unai merece seguir gozando del indulto de nuestra crítica, aludiendo
a sus resultados y excusándonos en la situación económica y
precaria del club.
Pero lo que es más peligroso aún, es que hasta ahora has salvado
las temporadas gracias a una mediocridad absoluta de tus competidores
directos que te han permitido el dudoso honor de ser el vencedor de
la liga de los malos. ¿Quien te asegura que eso seguirá pasando? La
respuesta es nadie.
Sin embargo dejaré a un lado el pesimismo y no contaré con la
posibilidad de que se empeoren los resultados al final de temporada,
ya que de ser así no creo que hubiera debate alguno en junio.
La realidad que no se puede esconder es que el técnico de
Hondarribia ha gozado de tiempo suficiente como para despejar toda
duda de la cabeza del aficionado y de hecho lo está consiguiendo,
porque creo que pocos valencianistas siguen convencidos de que sea la
persona indicada para seguir entrenando al equipo durante más
tiempo.
Podríamos valorar además que porción de la culpa aportan los
jugadores y la directiva al problema, pero al final el responsable
del juego siempre será el mismo, el que dirige el banquillo en los
partidos y en su correpondiente preparación deportiva. Es el que
supuestamente tiene la capacidad de decisión en los aspectos
futbolísticos del club.
El señor Unai, con su última renovación pidió que se realizara
una limpieza de vestuario que todos sabemos que no se completó. De
la conocida lista negra, tan solo dos hombres quedaron en la
plantilla, aunque teóricamente, se ficharon jugadores para
sustituirlos, al menos momentáneamente.
Si la gestión fue buena o mala, habría que achacársela a los
encargados de las negociaciones, pero la realidad es que el técnico
se tragó su orgullo y los jugadores siguen siendo clave en las
alineaciones de la mayoría de partidos disputados, con lo que la
responsabilidad vuelve a recaer sobre el que los selecciona para
jugar.
Al final del asunto, el argumento irrefutable que demuestra que se
acabó el credito que tenía este entrenador se obtiene al despejar
una sencilla ecuación. Con distintas plantillas se cometen los
mismos fallos y en el mismo tipo de partidos. El único que está en
todos los encuentros es Unai Emery, que repite una y otra vez los
mismos errores.
Sigue sin dominar la lectura del partido para solventar las
complicaciones que se produzcan y la mayoría de sus cambios no
aportan nada, como ocurrió el pasado miércoles y además se
producen demasiado tarde
Sigue sin utilizar un sistema de juego que valga para todos, y
hace constantes cambios que trastocan al equipo en muchas ocasiones,
solo acertando en el planteamiento de determinados partidos. Sabemos
que le gusta el 4-3-3, pero nunca parece funcionar.
Siguen faltando jugadores referencia en algunas líneas que den un
paso al frente cuando el equipo lo necesite. Un ejemplo es que cuando
peor se pone un partido suelen entrar al campo los jugadores que
menos ritmo de juego y peso específico tienen dentro de la
plantilla.
Acabaré el tostón diciendo que lo peor de todo y por lo que
pienso que es necesario un cambio de entrenador es porqué el equipo
no transmite ilusión. Cada vez que se encadenan dos o tres buenas
actuaciones le siguen desastrosos episodios futbolísticos que se
repiten cíclicamente y que se van sumando para acrecentar la falta
de fe de los aficionados.