lunes, 5 de diciembre de 2011

El partido más importante del año


Más de un mes ha pasado desde la última vez que practiqué el valencianismo escrito. Muchos acontecimientos han tenido lugar en el club de mis amores, el que siempre sigo pase lo que pase. La falta de tiempo y de inspiración han impedido que contara el devenir del Valencia Cf durante estas últimas jornadas.

foto obtenida de www.superdeporte.es

La última vez que hablé fue en un mal momento para la afición. Fué después de la derrota de Leverkusen y con ello Unai Emery se llevó un aluvión de críticas de mi parte, donde transmití el porqué no confiaba en él para entrenar al Valencia. La verdad es que hubiera preferido no hacerlo, ya que en parte tampoco sabría que técnico es el ideal para sustituirle, salvo alguno del más alto nivel, cuya contratación sería poco probable por no decir imposible.

sábado, 22 de octubre de 2011

El crédito de Unai


Más allá de que el dilema Unai si Unai no, vuelva a la palestra gracias al último calentón. Mi opinión es que esta vez no estamos discutiendo sobre el partido de Alemania en si, sino sobre su trayectoria pasada y su evolución en el futuro cercano. Es decir, no es un simple calentón. Ojalá!


Yo mismo he creído en Emery mucho tiempo pese a los fracasos en las eliminatorias, porque sinceramente a veces me da pena lo buen trabajador y honrado que es, al menos aparentemente.

Este año comenzamos con fe, aunque bastante ciega, en que debido a la renovada plantilla con suerte habría un grupo muy unido en el vestuario, que junto con el aprendizaje del entrenador en los últimos años, pudiera llevarnos a un cambio de rumbo, a subir un nivel en la ambición por ganar.

Después del partido ante el Barcelona, con la gran actuación del Valencia y viendo como había mejorado la línea defensiva con las nuevas incorporaciones, añádele el gran estado de forma de Soldado, tuvimos el punto álgido que nos caracteriza a nuestra afición. Yo fui el primero en alabar ese partido, pero porque era justo, sin importar lo que deparara el futuro. Hasta esa fecha habían más virtudes que carencias.
Pero la historia se repite y le siguieron unos partidos cada vez más malos dejando como colofón la derrota ante el Leverkusen.

Ahora el panorama está con la afición en su punto más pesimista, conscientes de que la Champions se escapa y que en Liga los grandes despiertan, si es que llegaron a estar dormidos. Los que no nos conformamos con volver a estar varios meses con el máximo objetivo de disputar un tercer puesto y viendo como la distancia entre la otra liga se aumenta domingo a domingo, nos planteamos si Unai merece seguir gozando del indulto de nuestra crítica, aludiendo a sus resultados y excusándonos en la situación económica y precaria del club.

Pero lo que es más peligroso aún, es que hasta ahora has salvado las temporadas gracias a una mediocridad absoluta de tus competidores directos que te han permitido el dudoso honor de ser el vencedor de la liga de los malos. ¿Quien te asegura que eso seguirá pasando? La respuesta es nadie.
Sin embargo dejaré a un lado el pesimismo y no contaré con la posibilidad de que se empeoren los resultados al final de temporada, ya que de ser así no creo que hubiera debate alguno en junio.


La realidad que no se puede esconder es que el técnico de Hondarribia ha gozado de tiempo suficiente como para despejar toda duda de la cabeza del aficionado y de hecho lo está consiguiendo, porque creo que pocos valencianistas siguen convencidos de que sea la persona indicada para seguir entrenando al equipo durante más tiempo.


Podríamos valorar además que porción de la culpa aportan los jugadores y la directiva al problema, pero al final el responsable del juego siempre será el mismo, el que dirige el banquillo en los partidos y en su correpondiente preparación deportiva. Es el que supuestamente tiene la capacidad de decisión en los aspectos futbolísticos del club.


El señor Unai, con su última renovación pidió que se realizara una limpieza de vestuario que todos sabemos que no se completó. De la conocida lista negra, tan solo dos hombres quedaron en la plantilla, aunque teóricamente, se ficharon jugadores para sustituirlos, al menos momentáneamente.


Si la gestión fue buena o mala, habría que achacársela a los encargados de las negociaciones, pero la realidad es que el técnico se tragó su orgullo y los jugadores siguen siendo clave en las alineaciones de la mayoría de partidos disputados, con lo que la responsabilidad vuelve a recaer sobre el que los selecciona para jugar.


Al final del asunto, el argumento irrefutable que demuestra que se acabó el credito que tenía este entrenador se obtiene al despejar una sencilla ecuación. Con distintas plantillas se cometen los mismos fallos y en el mismo tipo de partidos. El único que está en todos los encuentros es Unai Emery, que repite una y otra vez los mismos errores.


Sigue sin dominar la lectura del partido para solventar las complicaciones que se produzcan y la mayoría de sus cambios no aportan nada, como ocurrió el pasado miércoles y además se producen demasiado tarde


Sigue sin utilizar un sistema de juego que valga para todos, y hace constantes cambios que trastocan al equipo en muchas ocasiones, solo acertando en el planteamiento de determinados partidos. Sabemos que le gusta el 4-3-3, pero nunca parece funcionar.


Siguen faltando jugadores referencia en algunas líneas que den un paso al frente cuando el equipo lo necesite. Un ejemplo es que cuando peor se pone un partido suelen entrar al campo los jugadores que menos ritmo de juego y peso específico tienen dentro de la plantilla.


Acabaré el tostón diciendo que lo peor de todo y por lo que pienso que es necesario un cambio de entrenador es porqué el equipo no transmite ilusión. Cada vez que se encadenan dos o tres buenas actuaciones le siguen desastrosos episodios futbolísticos que se repiten cíclicamente y que se van sumando para acrecentar la falta de fe de los aficionados.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Muchos fallos y poco del otro fútbol


Después del vistoso partido que disfrutamos el miércoles en Mestalla, nos esperaba el Sevilla de Marcelino. Nuestra bestia negra.
Si hay un partido que todo valencianista espera perder es éste.Porque no es la primera vez. Llegas y te mentalizas de que eres mejor que el rival, de que toca ganar para mantener el buen nivel demostrado contra el Barcelona, pero pronto te topas de frente con la realidad. 


foto extraída de www.superdeporte.es

El Vasco quiso hacer de nuevo un experimento en el once, dispuso eso que llaman trivote y lo formaron Banega, Tino y Maduro. Atrás mantuvo la misma defensa y adelante reservó a Soldado y dio una oportunidad a Adúriz. 

El once venía determinado por las rotaciones, pero el problema no eran los jugadores nuevos o los que no estaban. Lo que no funcionó es el sistema, Maduro ocupó la plaza de un central más y no por ello se defendió mejor. Al contrario, dicen los que saben de esto, que Victor Ruiz estuvo desubicado porque no sabe jugar con tres centrales.

Que Unai se equivocó es irrefutable, que los jugadores tienen parte de culpa también. La duda está en si el mal juego es causado más por falta de intensidad o porque los jugadores no sabían realmente a que jugaban.

Al fallo de planteamiento hay que añadir que delante tienes al equipo que más sabe como desquiciarnos, que juegan el llamado “otro fútbol” y que nosotros no tenemos ni idea de lo que és. Esa otra feceta del fútbol es la que explica que contra un equipo en inferioridad no sepas sacar ventaja y remontar el partido. 

Porque tuvimos una oportunidad única, jugando con un hombre más tras la expulsión de Trochoswki, tuvimos otra con el penalty que falló Banega y que dejaba al Sevilla con 9. Después todos se acordarán de la expulsión de Adúriz, de los ridículos aspavientos de Fernando Navarro y el cuento de Spahic y de las clásicas pérdidas de tiempo del equipo hispalense.

No voy a decir que fuera injusta la derrota, pues a ellos se les anuló un gol legal y nunca dimos la sensación de ser mejores jugando 11 contra 11. Así que ahora toca olvidar esos noventa minutos, pero si es posible, haciendo el favor de no repetir el mismo error.

La Champions es una oportunidad más de que Emery recupere la cordura y que descubra lo que significa ganarle a un grande. Mientras tanto, partidos como el del sábado siguen alimentando de argumentos a las voces más críticas del técnico de Hondarribia.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Un Valencia de ensueño


Durante la semana, el valencianismo esperaba con ansia el partido contra el vigente campeón. Los medios de comunicación se hacían eco de lo fuerte que venía el Valencia CF, que lideraba la clasificación y no estaba dispuesto a salir derrotado ante un Barsa que ya sabía lo que era pinchar.


foto extraída de www.superdeporte.es
 
La grada, vestida de gala para la ocasión, con un expectador de lujo como Benítez, fue testigo de un recital de buen fútbol, de una lucha de poder a poder en el campo, de unos jugadores valencianistas que se dejaron la piel para intentar doblegar al mejor equipo del planeta y no cejaron en su esfuerzo hasta el pitido final.

Unai Emery volvió a diseñar un planteamiento pensado especialmente para el rival. Dispuso a Jordi Alba y a Mathieu en la misma banda y juntos por la izquierda, inutilizaron de nuevo a Dani Alves y no solo eso. El francés ganó en una carrera tras otra la espalda azulgrana y de sus botas nacieron las asistencias de los goles valencianistas. Primero Abidal en propia puerta y después Pablo hicieron vibrar al valencianismo.

En el centro del campo, un magistral Banega dirigió a la perfección el juego blanquinegro, ayudado por un acertado Albelda (como en sus mejores noches). El entramado que formaban junto con una zaga impenetrable y una linea delantera siempre presionando, daba una imagen excepcional de equipo fuerte, grande, jugando con rapidez, creando ocasiones y evitando que el equipo con más posesión de balón encontrara un espacio por el que pasar.

La primera mitad acabó con un Valencia avasallador ganando por 2-1, resultado que pudo haber sido más amplio de haber acertado alguno de los últimos pases de la muerte de Mathieu. En el descanso me daba cuenta por primera vez que estaba viviendo un clásico, un partido de los que crean afición. Solo en estos partidos nace mi pasión más incondicional, la que me hace hablar solo frente al televisor, la que me saca esos insultos de rabia por no materializar las ocasiones, todo fruto de la emoción que transmitía el encuentro. El árbitro se llevó algunas de esas perlas que salían de mi boca, también los de la sexta. Pero eso es otro cantar, y ahora lo que toca es hablar del fútbol que vimos.

Otros ponen escusas cuando pierden, nosotros no. Se empató el partido, se pudo ganar y se pudo perder, pero lo importante es que el aficionado salió orgulloso de su equipo, de ver como el Valencia daba la cara, una imagen de club grande que puede luchar contra todo rival y puede ganarle si le salen bien las cosas.

La pena es que en frente estaba ese equipo de Pep, que no tira tampoco la toalla y a nosotros las fuerzas se nos fueron agotando, físicas o mentales, o las dos, no lo tengo claro. Lo cierto es que el Valencia de ensueño que disfrutamos se desvaneció en los últimos minutos. Volvimos a la tierra de los mortales y nos sentimos impotentes viendo como hagamos lo que hagamos el Barcelona nos empata siempre. Ayer Cesc y Messi bastaron para igualar la contienda.

A punto estuvo Unai de hacer historia, de resarcirse de no ganar a un grande. Sin embargo hoy no se le puede culpar, no se le puede echar la carga de no haber conseguido una victoria. Porqué consiguió mucho más. Fue capaz de hacer ver a España entera que es verdad lo de que no hay dos ligas. Que si quieres puedes, que Pep también falla y que el Barsa es mortal también.

Nuestro entrenador jugó sus cartas lo mejor que pudo, fue valiente. Sustituyó al lesionado Albelda por Tino Costa. Un cambio que algunos criticarán pero que demuestra la ambición de ganar que había. Soldado no tuvo su gran noche, luchó, corrió, defendió, presionó, pero falló su ocasión y no por ello lo crucificaremos. Porque nos ha dado muchos puntos con sus goles y porque no se puede marcar siempre.

El Valencia de ayer dio un paso adelante para crecer como equipo y aspirar a cotas más altas. Ahora no vale lo de quedar terceros a un mundo del segundo. La afición exigirá mucho más, pero para ello animará con fuerza en Mestalla y no dejará al equipo solo mientras éste muestre la misma buena actitud.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Mejorar cuando eres líder


El hecho de que en la tercera jornada de liga el Valencia se encuentre liderando la clasificación liguera junto con el recién ascendido Betis, no deja de ser una anécdota. De la manera que empezó la competición, con un Barça y un Madrid goleando a placer y con nuestro equipo pasando apuros contra un débil Racing, costaba creer que mantendríamos el tipo como lo estamos haciendo.

foto extraída de www.superdeporte.es


Sin embargo los todopoderosos han pinchado y eso nos permite alimentar el sueño de todo seguidor valencianista. Esa ilusión que guardas dentro de ti en cada inicio de temporada y que la sacas inmediatamente que te den un síntoma de esperanza. Es ni más ni menos que la fe en que este año puedas acabar a menos de 20 puntos del líder, en que puedas luchar hasta el final por complicarles la vida a los más ricos y que en alguna ocasión sientas la grandeza de poder ganarles un partido y sentir ese momento de superioridad.

Es en estos momentos de bonanza, cuando el aficionado muestra su mayor optimismo e incluso ve posible confirmar esa buena racha contra un Barcelona que cuando no empata termina goleando. Pero también están aquellos que hacen gala de conservar la calma, sabedores de las carencias que sigue arrastrando el equipo, y siendo conocedores de que por ganar tres partidos seguidos no has conseguido nada todavía, más allá de la posibilidad de seguir intentándolo.

Yo me sitúo normalmente entre los segundos, los más precavidos. Porque con los años el tiempo te enseña a controlar de alguna forma la ilusión, más que nada para no llevarte un chasco a la mínima que se tuerza la suerte. Esta prudencia no quita mi eterno optimismo, el sentimiento de que el Valencia es un equipo grande capaz de ganar a cualquier rival si juega sin miedos, concentrado y está lo suficientemente acertado para aprovechar sus oportunidades. Es por ello por lo que pienso que contra el Barça hemos de salir sin complejos, yendo a por la victoria y no solo a intentar no perder.

Al final del partido, si juegas bien, dando el 100% de tu fútbol, no cabrán reproches en caso de derrota y por el contrario, en caso de que tengas éxito y ganes, la gloria será mayor. La misión por tanto es hacer un balance de las cosas por mejorar en el equipo, una autocrítica constructiva aprovechando el refuerzo moral que da la victoria y aplicar las soluciones necesarias para que todo funcione mejor.

En cuanto a los defectos a pulir, el entrenador será consciente de ello supongo. No obstante, dejo algunas de mis observaciones que no tienen porque ser únicas:

_  Ajustar el sistema defensivo controlando las subidas alocadas de los laterales en ciertas fases del partido. 

_  Afianzar el centro del campo con una pareja o trivote titular y de garantías. Banega estuvo fenomenal el sábado pero se espera que el mismo nivel lo repita siempre y esto no suele suceder. Albelda se limita a ayudar más a la defensa que a sacar el balón jugado, abusa del pase atrás y aunque corta balones, obliga a su compañero a bajar y subir mucho más

_  Intentar que los centros al área sean más certeros, que se levante la cabeza para saber donde está el delantero por ejemplo.

_  Aumentar la eficacia de la segunda línea delantera para no depender tanto del acierto de Soldado.

Estas son solo algunas de las mejoras necesarias si se quiere seguir optando a estar arriba. Los aspectos positivos hay que mantenerlos y por suerte también son muchos. Virtudes que espero que se repitan el miércoles y podamos celebrar todos algo que llevamos demasiado tiempo esperando. Hasta entonces, disfrutemos el momento. Somos lideres y Amunt Valencia!

jueves, 15 de septiembre de 2011

Fue un tropiezo porque somos grandes


Otra vez tuve que rebuscar entre los enlaces de internet para ver el partido del Valencia en streaming. No creáis que se ve peor que en algunos bares de mi pueblo, que lo ponen en Aljazeera tv para ahorrarse 4 euros, pero luego ellos bien que te cobran las birras.


imagen extraída de www.superdeporte.es

En fin, al menos pude ver el primer partido de Champions sufriendo una pixelación de cojones y apoyándome con las retransmisiones de la Radio. Eso si, no me pregunten por el juego del sistema 4-3-3 que no doy para tanto. Sin embargo me bastó para emocionarme con el salto de calidad que ha dado el Valencia en la línea de contención con un Adil Rami impresionante y un Víctor Ruiz que en dos partidos se ha convertido en el acompañante perfecto del francés.

Lo que no me gustó tanto, supongo que al resto tampoco, fue la falta de gol del equipo que le impidió llevarse los tres puntos necesarios para afrontar con más tranquilidad el resto de partidos de la fase de grupos.

Le cayeron muchas críticas a Unai por la tardanza en realizar los cambios y otras por la elección del 4-3-3 que no tuvo el éxito esperado. No se exactamente cual fue el error que evito la victoria che. Lo que más me preocupa es que en el centro del campo no hay un capitán, un director de orquesta que dirija con maestría el juego de sus compañeros.

Personalmente el fallo que más le achaco al entrenador no es la elección de un sistema u otro. El principal error creo que se basa en alinear para un partido importante a gente con falta de ritmo y darles un gran protagonismo. Hablo de Parejo y Banega, dos jugadores a priori muy buenos pero que no han disfrutado a penas de minutos esta temporada.

Es importante que una vez encontrada una buena pareja de centrales que tienen todas las papeletas para ser titulares, se decida de una vez quien tiene que organizar el juego valencianista. Se fichó a un hombre para ello, Parejo, y también se confió en Banega, creyendo que sería capaz de llevar a cabo esta difícil misión. Hay que tener claro quien de los dos ha de llevar las riendas del equipo o si dicha labor tienen que repartirsela entre los dos. Pero lo difícil de asumir en cambio, es que ambos sean suplentes en algún partido, ya que eso significaría que son incapaces de asumir el papel que tienen asignado.

Dicho esto, vuelvo con el resultado final del partido, un cero a cero que dejó muy contento a los belgas sabedores del hito que significaba para ellos y dejó cabizbajos a los jugadores blanquinegros y a nosotros los aficionados. La diferencia entre ambas reacciones es clara y es equivalente a la conciencia que tiene cada uno de la grandeza de su club.

Con la apatía del seguidor valencianista se demuestra que hay un sentimiento de grandeza y de inconformismo a la vez con los objetivos mediocres. La afición quiere ganar siempre y no permite tropiezos contra equipos de menor nivel.

La incongruencia llega cuando aun siendo conscientes de esa superioridad, hay algunos que ven peligrar la clasificación, unicamente por el tropiezo de Genk. Yo soy optimista y pienso que esa grandeza ya demostrada en el pasado, ha de servir para crear la obligación al equipo de dar la cara siempre y de ser capaz de vencer también a los otros grandes de Europa, llámese Chelsea por ejemplo.

martes, 13 de septiembre de 2011

Apuntes pre-Champions

Después del parón liguero, de estar entretenido con las reuniones rebeldes contra el duopolio de la liga española y de seguir atento a la evolución del canon radiofónico, por fin, tocaba liga. Había ganas de ver rodar el balón y de ver como lo movían los jugadores del Valencia, en especial las nuevas incorporaciones.

El partido del sábado estaba marcado por la reincorporación al once inicial del apodado como eterno indultado del equipo, Miguel Brito (del que hablo al final) y también por el debut en la zaga valencianista del recién fichado Victor Ruiz que acompañó a Rami como pareja de centrales. El encuentro prometía emoción, ya que el rival era nada menos que el Atlético de Madrid. Una prueba de nivel más que apta para medir la categoría de plantilla que se ha confeccionado en Valencia.

foto obtenida de www.superdeporte.es

El resultado fue un escueto 1-0 que sirvió perfectamente para conseguir el objetivo deseado, unos tres puntos que sitúan al Valencia colider en lo alto de la tabla, aunque este hecho es meramente anecdótico, teniendo en cuenta que solo se han disputado dos jornadas de liga.

A pesar del corto resultado, disfruté de un buen partido entre dos grandes equipos que pretenden robarle algo de protagonismo a los de siempre. Volví a sentir la emoción de levantarme del sofá gracias al gol de Soldado. El valenciano sigue con su racha y llama cada vez más fuerte a las puertas de la selección. Que pena que el dueño de la casa roja, esté cada día más sordo, ofuscado por convocar a blaugranas y a merengues con la ilusión de que estos sean de nuevo los mejores amigos del patio de colegio de Mou.

Vuelvo con el Valencia CF, el que me importa y me doy cuenta de que con un pelín de suerte volveremos a tener una defensa seria, a falta de que se vaya demostrando en próximos compromisos. De momento el sábado, contuvieron con éxito los últimos embistes de los colchoneros, ayudados por un Guaita que demostró de nuevo lo que vale, aunque quizás no hubiera hecho falta si Unai no hubiera cometido el error de dejar el medio del campo sin peloteros. El vasco dudó y eligió por cambiar a Tino por Topal para acompañar a Albelda y dejó partido al equipo que se dedicó unicamente a esperar atrás sin ser capaces de ligar una jugada a la contra que diera la tranquilidad a la grada.

Hablando de la grada, me acuerdo de que tengo que expresar mi opinión del TT del Valencia estos días, el “caso Miguel” y voy a decir lo que quiero antes de que la vorágine de partidos que nos espera, consuma lo que aún es actualidad.

El portugués fue perdonado por Unai por enésima vez y pasó de no contar para nada a ser titular de la noche a la mañana con disculpas públicas del propio jugador incluidas.

Después de varios años viendo los mismos comportamientos extradeportivos y los castigos que le impone el entrenador con los consiguientes indultos, ya no me creo ni una sola palabra de arrepentimiento.
Pero es que además de no estar de acuerdo con que semejante poco profesional vista el blanco y el negro y represente un club seguido fielmente por miles de aficionados, tampoco espero nada en el tema puramente deportivo.

Quizás los partidarios de aprovechar, mientras tenga contrato en vigor, las cualidades del teórico mejor lateral valencianista que tenemos, se conformarán con que de vez en cuando haga un partido de cara a la galería,  suba como un pollo sin cabeza por la banda hasta que le entren calambres en las piernas, (síntoma del pobre estado de forma seguramente), y también con que casualmente diera el centro del gol de Soldado (magníficamente rematado por cierto), pero yo veo además los muchos partidos en los que no ha demostrado ser mejor que el lateral más mediocre existente, veo también los fallos estratégicos del sábado (que los hubo y muchos) que bien pudieron costar goles encajados, y que queréis que os diga, será manía mía, pero es que la gran mayoría de los centros que hace son malísimos (no se si lo veré yo solo, pero es lo que pienso).

Por tanto mi conclusión es que ni por la calidad futbolística que aporta, ni mucho menos por lo que pueda aportar a la imagen del club o al vestuario, ni una cosa ni la otra me parecen argumentos para seguir contando con el jugador.

Se me acabaron las oportunidades, no creo en él y punto. No entro a juzgarlo como persona, que podrá ser un buen chaval, un buen compañero y no diré que mal futbolista, sin embargo con el tiempo se ha demostrado lo poco profesional que es y el poco bien que le puede hacer a nuestro equipo.


Zanjado pues el tema polémico del mes, a partir de ahora me preocuparé de la Champions que viene inminentemente y me centraré en esperar lo mejor de los nuevos chicos y en ir alimentando poco a poco esa eterna esperanza de conseguir algo grande en forma de copa.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Limpieza y reforma casi perfecta


Durante el verano y aprovechando que no habían partidos importantes del equipo, escribí en varias ocasiones mostrando una clara visión crítica de la labor directiva del Valencia y sobretodo de la ejercida por el máximo mandatario Manuel Llorente.

El amor a unos colores, el blanco y el negro, el sentir valencianista me provoca que sea exigente con un club que arrastra muchos seguidores detrás suyo, muchos fieles animadores que sacrifican su tiempo y su dinero por defender y animar al equipo que les representa. Es por ello que siendo consciente de las necesidades que tiene el actual valencia, no puedo más que querer que se cubran dichas carencias y expresar ese deseo en mi blog.

foto obtenida de http://fotos.lainformacion.com

Hace unos días comentaba mi descontento con la salida de Mata y la desesperanza por ver como se acababa el plazo de fichajes y no llegaban los refuerzos necesarios. Finalmente el mercado se cerró y se llegó a tiempo en la contratación de un nuevo central, Víctor Ruiz y de un lateral, Barragán. Ambos desconocidos para mi, pero esto no importa, ya que además no soy una eminencia futbolística con bastos conocimientos en futbolistas ni pretendo quedar como un Maldini amateur.

La cuestión es que habiéndose cumplido en buena medida esas peticiones mías en cuanto a la plantilla, debo dar una tregua en mis críticas y sin que sirva de precedente dedicaré este post para hablar bien de la gestión de la plantilla.

Lo que se pedía era una renovación y limpieza del vestuario y hay que reconocer que la limpieza se ha completado casi al 100%, quedando unicamente el caso de Miguel en el aire y dando la enésima oportunidad a Banega para que demuestre que no es un caso perdido más que sumar a los fracasos deportivos del equipo.
Del portugués se puede hablar largo y tendido, pero mejor en otra ocasión. El tema es que se nos ha quedado una plantilla de lo más joven, más barata que la anterior, se supone que con mucha ilusión y con hambre de ganar. El inconveniente puede estar en la perdida de jugadores internacionales y con experiencia en competiciones importantes y compromisos de entidad del estilo Champions. Pero todo no se puede tener. Así que en principio parece que Braulio ha hecho bien los deberes teniendo en cuenta las limitaciones que parecen  transmitirle desde arriba.

Ahora habrá que ver a lo que realmente puede aspirar el equipo, porqué después de la primera jornada de liga todos nos hemos quedado desilusionados con la competición en general. El Valencia demostró mucho potencial ofensivo y las mismas carencias en la defensa que parecen ya crónicas. Para el problema de los goles encajados hay una buena noticia, tenemos el deseado central que debería servir para acompañar a Rami en las labores de destrucción y también para facilitar la salida de balón hacia las líneas de arriba. La nota negativa es que muchos nos tememos que o pulimos también el sistema defensa-ataque de Unai o las contras traerán peligro al quedarnos siempre en inferioridad.

Veremos que hace el técnico a partir de ahora. De momento parece que ha subido un grado su nivel de confianza con la cantera alineando de inicio al canterano Bernat, además de realizar sustituciones con urgencia durante el partido que acabó esta vez con final feliz.

Buena culpa de ello la tuvo Soldado, que reafirmó su buen estado de forma y de fortuna de cara a gol, con un hat-trick en el debut liguero del equipo delante de su afición. El público vibró en un partido de infarto que ya hemos visto en varias ocasiones desde que llegó el vasco a dirigir al equipo.

Finalizo el artículo esbozando brevemente unas discrepancias que nada tienen que ver con el Valencia en si, al menos, en apariencia.
Una de ellas es la pérdida de emoción que ha sufrido la liga española, desvirtuada por la falta de competitividad en la lucha por el título.
Muchos se llevan la mano a la cabeza al enterarse de que lo que muchos avisaban ha sucedido por fin y que la liga se ha partido en dos. Sin embargo no se dan cuenta de que hace años de que ellos mismos vienen provocándolo. Y como decía un poco más arriba aparentemente nada tiene que ver con nuestro club, pero no es así, ya que todos los clubs son responsables de permitir la desigualdad existente empezando por el nuestro.

Pero como he prometido no hablar mal hoy, dejaré el tema de la #ligademierda y el del #noalfutbolsinradio para otra ocasión y para no mezclar demasiado los temas del artículo.

viernes, 26 de agosto de 2011

No solo de números vive el futbolero


Hoy la actualidad futbolística venía cargada de noticias variadas y de considerable interés público. La última convocatoria de Vicente Del Bosque confirmaba una vez más su indiferencia hacia Roberto Soldado, al que al parecer es bueno, pero no tanto como jugadores de la clase de Torres, un “Niño” sin duda sobrevalorado pero que nadie se atreve a quitarlo de la lista fija de la Roja. La siguiente gran noticia era el acuerdo entre la AFE y la LFP que permitirá por fin al ansiado futbolero disfrutar de ver a su equipo debutar en la liga 11-12.

La tercera y última noticia tuvo lugar esta tarde cuando se realizaba el sorteo de grupos de la próxima Champions League, un acontecimiento que ha servido para calmar momentáneamente el mono de fútbol que sufren muchos aficionados en el Twitter. Como podéis comprobar, alicientes sobran para estar entretenidos un buen rato hasta que se juegue el primer partido de liga.

Sin embargo un servidor, ajeno al cabreo por la no convocatoria del 9 valencianista sigue sin poder quitarse de la cabeza la marcha de nuestro último internacional, el 10 del Valencia, el gran Juan Mata. La salida del asturiano hacia tierras inglesas me la esperaba tanto como la mayoría de vosotros, pero no por ello ha sido menos dolorosa. Duele porqué es el enésimo ejemplo de que cualquier jugador es transferible, de que el dinero manda, de que da igual perder calidad o no, lo importante es que hay crisis. Y como hay escasez monetaria no podemos hacerle frente a los dos intocables. No debemos osar hacerles sombra a los líderes de audiencia, esos que se inventan guerras frías con tal de que sigan hablando de ellos y solo de ellos.

Este fin de semana habrá liga de nuevo, pero parece que otro año más estaremos condenados a jugar la llamada otra liga. Nos mantendremos expectantes, para ver si alguno de los nuevos jugadores valencianistas cuaja y termina siendo la promesa futbolística que esperaban al ficharlo. Lo malo és, que en caso de que uno de ellos llegue a triunfar y se convierta en la revelación de la temporada, en caso de que llegue incluso a tocar las puertas sagradas de la Roja o se erija como titular indiscutible en su selección de origen. En ese caso, no podremos saborear su fútbol por mucho tiempo. Nos resignaremos a pasar el siguiente verano en alerta constante de que en cualquier momento vendrá una oferta por él y se lo llevará el mejor postor, porque aquí no podremos rechazar esos millones en forma de traspaso que hagan sobrevivir al Valencia un año más a salvo de los temidos banqueros.

El señor Llorente que ahora se cree el salvador del club, que llama a la afición a creer y a tener una fe ciega en nadie sabe qué. El que vende cualquier cosa menos las parcelas, el que baja la deuda pero mantiene el tipo de interés que se ha de pagar anualmente, el que tiene un plan de viabilidad que hasta ahora solo ha demostrado regateando fichajes inútilmente y aceptando ofertas “escandalosamente escandalosas”. El que ha acabado con la cola de espera de los pases pero tiene la botella llena de ilusión.
Este señor es defendido por los llamados responsables. Aquellos que creen que el fútbol se resume solo en números. Y ven cualquier acción como necesaria porque el club está en crisis. Entiendo que un sector de la afición pueda estar a favor de que el club se sanee, pero yo pregunto: ¿a que precio?

Porque puestos a ahorrar, podíamos haber apostado más por la cantera, sabiendo que a poco que confíes en los chavales y les des oportunidades los resultados son beneficiosos si o si. Puede que de ello tenga culpa también el míster, aunque con la atenuante de tener que demostrar año a año que es digno de confianza y capaz de sacar un resultado deportivo tangible.
Es el problema de confiar a medias en un entrenador e ir renovándolo año a año.

Siguiendo al hilo de la crisis, porqué no siguió utilizándose a Marchena. Un central que cumplía con el papel deseado de sacar el balón jugado desde atrás y no haberlo medio regalado al Villareal, donde sigue haciendo su labor perfectamente. Podíamos haber contado también con Stankevicius, el más regular la temporada pasada en la zaga (Esto es opinión). Haber ejercido la opción de compra creo recordar que no llegaba a 2 millones, sin embargo se desestimó.

Habría mucha tinta que derramar para seguir expresando críticas, sin embargo lo dejaré aquí, no sin antes lanzar el mensaje de que ojalá las ventas de las figuras Villa, Silva y Mata (entre otras) hubieran servido para terminar el estadio, sin embargo esto no se produce y veremos hasta cuando tenemos que esperar para verlo. Mientras tanto el magnífico gestor valencianista sigue cobrando su buen sueldo a costa de ser un presidente muy responsable económicamente.

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