viernes, 18 de junio de 2010

Ilusión inicial y primer batacazo.


Habían jugado ya todos los favoritos al título, pero faltaba el gran esperado, el combinado nacional, entrenado por Vicente del Bosque. No había alma futbolera en España que no esperara este momento. Una vez más, el país se paraliza para seguir los pasos de la roja en tierras africanas.

Cada uno de los futboleros estábamos esperando en el sofá de casa desde que terminamos de comer, para ver las diferencias entre el juego español y el que habíamos podido ver de las otras selecciones candidatas. Creíamos con ilusión que empezaríamos mejor que nuestros rivales en la lucha por la copa de campeones. Y lo hacíamos con conocimiento de causa. Pues no en vano, este equipo llevaba mucho tiempo sin perder un solo encuentro. Y no solo contra equipos débiles. Esta España, había conseguido doblegar a muchas de las favoritas presentes en el torneo futbolístico por excelencia.
Llega el momento, suenan los himnos y las ganas de ver goles se mascan en el ambiente.
Tras el pitido inicial, el juego empezó siguiendo el guión previsto, España dueña de la pelota y el equipo suizo muy replegado y ordenado defensivamente.

Durante los primeros minutos se vio al equipo que más toca el balón del mundial sin duda y como en otras ocasiones era un monologo de juego español. 

Pero ahora viene entrar en la parte negativa. Del bosque alineo un centro del campo con mucho control del balón pero demasiado conservador. Dispuso a dos hombres de corte defensivo como son Xabi Alonso y busquets, y esto se notaba en la falta de conexiones a los puntas de arriba, entre los que se encontraba un Villa con su habitual ímpetu, pero totalmente inutilizado por la defensa contraria. 

Tampoco se opto por jugadores específicos de banda y de esta forma silva e Iniesta eran los encargados de cubrir el lado izquierdo y el derecho y de inventar las jugadas que crearan ocasiones de gol.

Fue pasando el tiempo y España gozó de la primera ocasión clarísima de gol de las botas de Piqué, que con un recorte al más puro estilo “killer” del área ,estuvo apunto de inaugurar el marcador gracias a un potente disparo que detuvo con algo de suerte el cancerbero suizo.

Todo seguía igual. España atacaba, movía el balón de una banda a la otra, pero no se producían desbordes claros que ocasionaran remates de peligro internadas en el área rival. Se abusaba del pase en estático y no habían movimientos de desmarque que abrieran huecos en la defensa contraria. 

Los balones de último pase se estrellaban una y otra vez contra la zaga del equipo suizo. Las posibilidades de peligro se reducían a alguna jugada personal de Iniesta y algún compañero más o en lanzamientos de corner que no se manifestaban en remates certeros de cara a gol.
Así se llegó al descanso y a la segunda mitad con la que todo empezó de la misma manera que en la primera parte. 

Continuó el control de la pelota y todo proseguía igual hasta que un error en la defensa con pique, Pujol y Casillas como protagonistas fue aprovechado con mucha fortuna por el delantero helvético Fernándes para adelantarse en el marcador.

El gol encajado fue como un jarro de agua fría tanto para los jugadores como para la afición y visto el poco resultado de nuestro juego, el seleccionador planteó un doble cambio en el que entró Torres y Navas en sustitución de Silva y Busquets.
Se nos quedó a todos cara de tonto, esto recordaba al partido contra Estados unidos en la confederaciones. Pero teníamos esperanza en la remontada.

Así que volvimos a la carga, esta vez con dos delanteros y con Navas como extremo izquierdo. El sevillano demostró su gran estado de forma subiendo una y otra vez por la banda, pero sus centros no daban fruto. Y tampoco los chuts a bocajarro que se sacó de la manga, consiguieron atravesar la línea de meta.
Torres también tuvo sus opciones, pero no llegaron a buen puerto debido a sus malos controles al recibir la pelota. No era el día de marcar. Como último recambio se utilizó a Pedro Rodríguez que salió al campo para cubrir la baja de Iniesta, que tuvo que ser sustituido por molestias físicas. Pero tampoco hubo éxito por esta banda izquierda.
 
Aún y con todo, España gozó de varias llegadas de peligro dejando como oportunidad más clara un tremendo disparo de Xabi Alonso desde fuera del área, que el destino quiso que se estrellará contra el larguero cuando el portero ya no tenía posibilidad de atrapar el balón.
Y así fue muriendo el partido, y consumiéndose los minutos con un asedio constante de los hombres de rojo hacia la portería rival. Suiza gozó de una oportunidad más, propiciada por otro despiste en la defensa española, seguramente debido a la desesperación por no encontrar portería.

El encuentro concluyó y España acabó la jornada clasificada provisionalmente en la última posición de su grupo. Un desenlace inesperado para las ilusiones que se habían depositado en nuestros internacionales.

Es hora, por tanto, de reflexionar sobre los errores cometidos para corregirlos de cara a los dos próximos partidos. Debemos ganar los dos que quedan para clasificarnos para los octavos de final. Sabemos que se puede lograr y los jugadores tienen que creer en sus posibilidades y no desanimarse en el primer duelo perdido.

Esta derrota ha encendido ya críticas de un sector de la afición, que tilda a los jugadores de prepotentes y de menosprecio a los rivales. Otros culpan directamente a la prensa por crear falsas esperanzas y vender el favoritismo de España en el Mundial.

No creo que los jugadores hayan faltado el respeto a nadie. Se han limitado a dar ilusión a la gente, afirmando que solo tenían en mente ganar. Algo que cualquier aspirante tiene en la cabeza siempre.
Quizás falle una cosa. El gran papel desempeñado por nuestra selección contra los contrincantes a los que se enfrentaba, ha creado una atmósfera de presión por ganar ,que no favorece la tranquilidad y la calma en el juego.

Será necesario sobreponerse a la presión y sobretodo salir al siguiente partido con la intensidad que pueden demostrar todos y cada uno de los componentes que defienden los colores de España.
Estamos ante un torneo corto, en el que lo importante es tener fe en que el mérito de el buen juego y la calidad que expone a menudo este gran grupo de futbolistas, logre cosechar por fin el éxito merecido durante tanto tiempo.

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