Difícilmente se volverá a despertar un país tan radiante, tan contento, tan feliz. Hoy la gente estaba más orgullosa que nunca de ser español. Muchos hemos madrugado para ir a trabajar, pero en las calles se respiraba esa atmósfera de celebración que horas antes había impregnado cada rincón de una nación. En cada ciudad, en cada pueblo, en plazas y fuentes de toda España ayer se celebró algo inédito. Millones de gargantas resonaron juntas al grito de Campeones del mundo.
Ayer será un día que nunca olvidaré. Las imágenes de Iniesta marcando ese golazo que nos daba la copa más valorada en el mundo del fútbol. Casillas llorando de emoción y después levantando el trofeo dorado, tantas veces disputado sin éxito. Todos los jugadores celebrando ese triunfo tan luchado y tan merecido. Cada una de las instantáneas de esa gran final se quedarán marcadas para siempre en mi retina.