El fin de una temporada muy larga

No se si será por las últimas elecciones, por los movimientos de protesta que han ido apareciendo o porqué sinceramente el Valencia hace tiempo que dejó de ilusionar, pero la cuestión es que servidor estuvo la semana pasada poco atento al fútbol y bastante pendiente de lo que sucedía en las plazas. Como diría Homer Simpson “Me he convertido en la clase de persona que siempre odié”. Al margen de la política, me centraré en lo poco que comentar del último partido de nuestro querido equipo.

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El Valencia de Emery, afrontó su final de liga, ya sin nada en juego, contra un Deportivo que se jugaba el ser o no ser de primera la temporada que viene. En un principio, todo parecía indicar que los locales imprimirían un ritmo frenético que a buen seguro dejaría los tres puntos en Riazor. Sin embargo no fue así. Nada más comenzar el encuentro, ya en el minuto cuatro, se adelantaron los ches gracias a un gol del delantero para la ocasión Aritz Aduriz. El gol fue una losa para los deportivistas. Y es que cuando te juegas toda la temporada en solo 90 minutos, puede pasar cualquier cosa.

Fueron pasando los minutos y se fue constatando el poco acierto del deportivo de cara a puerta y eso que como de costumbre, dimos facilidades. No es que fuéramos locamente a por la victoria ni mucho menos. Pero la diferencia de calidad se notó, sobre todo en esos metros finales. Si le sumamos además otra brillante actuación del guardameta Cesar, que pudo haber disputado su último partido como valencianista, nos da como resultado, que sin quererlo ni beberlo volvimos a sumir en la tristeza a una afición que no daba crédito a lo que veía en el campo. Solo un empate bastaba para que los blues se salvaran, pero ni eso fueron capaces de lograr. Entre paradas de un Cesar que se vio obligado incluso a disculparse, vimos como el último puesto que condenaba al descenso, era ocupado por este Depor venido a menos en los últimos años.

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El árbitro incluso añadió 5 minutos extras e hizo la vista gorda a dos posibles penaltis a nuestro favor, pero el tiempo añadido solo sirvió para confirmar lo inevitable. Soldado a la segunda oportunidad noperdonó y marcó su tanto número 18 en la cuenta personal liguera, que le acerca más a la esperada selección.

No quedaba más tela que cortar, y los valencianistas abandonaron una ciudad entristecida acompañados de insultos de parte de algunos aficionados poco respetuosos. Y es que pese a quien pese, somos los menos culpables del fracaso deportivista. Nosotros somos críticos con nuestro equipo, ellos tendrán que hacer la debida autocrítica para mejorar y volver al nivel más alto del fútbol español.

Como conclusión, me gustaría llamar a la conciliación de las aficiones, no creo que sea bueno mantener rencores de hace más de una década y por mi parte olvido partidos como la final de copa del chapuzón, o la eliminatoria del monedazo. Cada cual que disfrute de sus éxitos y cargue con sus fracasos.

Por lo que respecta al valencianismo, terminamos una temporada muy larga, que se ha eternizado en algunos momentos, que ha ido absorbiendo la ilusión de mucho futboleros. Tiempo tendremos también para pensar en la próxima campaña y para recobrar de alguna manera las ganas de seguir viendo fútbol en el santuario de Mestalla. Damos paso pues, a una pretemporada que se antoja también muy laaarga.