Necesitábamos taaanto esta manita!

Mucho tiempo habíamos esperado para poder disfrutar de una victoria como la de anoche en Mestalla. La afición necesitaba una dosis de alegría y de goles como la de ayer para seguir creyendo en que vale la pena animar a un equipo.

Cuando uno es aficionado al fútbol, muchas veces se pregunta después de un odioso partido porqué lo sigue siendo. Sin embargo en noches así, de goleadas contra rivales directos, de manitas de goles y de celebraciones con olas incluidas, uno se va feliz a la cama, satisfecho de su equipo y pensando que aunque solo sea por un día, el fútbol le ha correspondido por su eterna entrega a unos colores.

foto extraída de http://www.superdeporte.es/

Mucho se había hablado durante la semana de la importancia de ganar al Villareal y ha valido la pena, porque hoy podemos festejar que se ha conseguido. Cierto es que un partido bueno no maquilla los sinsabores que nos ha ido dejando el Valencia jornada a jornada, pero al menos sirve para que por fin podamos escribir algo con ganas, podamos contar virtudes y no carencias, podamos sentarnos un Lunes con la satisfacción de hacer una crónica positiva de 90 minutos de júbilo.

Mestalla una vez más se vistió con sus mejores galas, su gente mostró sus debidos respetos hacia un portero que se ha convertido en Leyenda ante los ojos de un Guaita emocionado. Con el sentido minuto de silencio vivido en el campo y el posterior festín anotador de los blanquinegros se completo una noche mágica de las que echábamos taaanto de menos.

Después de tantos artículos donde criticaba multitud de defectos, hoy solo hablaré en positivo y seguro que me quedo sin espacio para narrar la brillante actuación de los nuestros. Y es que ayer, todos salimos ganando con el manotazo que lanzamos al equipo rebelde que intenta arrebatarnos la supremacía en la comunidad.

Mi hermana y mi gran amigo Paco, además de la multitud que se había congregado en el bar, pudimos celebrar cada uno de los cinco goles como si hubiéramos estado en el mismo estadio. Soldado, el delantero de moda che, abrió la lata de la que todos comieron después. Marcaba su quinto gol en 8 días y el que le asistía era un reaparecido Miguel, que volvía de su castigo ofreciendo sus disculpas a base de sacar sus cualidades innatas. 

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A partir del primero, todos quisieron unirse a la fiesta y guiados por nuestro último gran crack, el señor nº10, ese loco bajito llamado Mata, decantamos de nuestro lado el derbi con el segundo tanto. Pero no solo Matita estuvo de diez, también disfrutamos de la mejor versión de Pablito Hernández, que cuajó un partidazo. El castellonense recordó cómo se regateaba a los contrarios, como se desbordaba por velocidad y como se terminaban las jugadas con magníficos y precisos pases. Uno de los pases sirvió para asistir a Banega, quien apuntó el tranquilizador 3-0 en el electrónico del santuario. El argentino mostró su cara buena y desplegó sus dotes de organizador contagiando el buen juego entre sus compañeros. Topal hizo de stopper, cortando balones con elegancia y allanando el terreno por el que se construyeron las jugadas de diseño que tanto anhelábamos.

Hago una pausa en el análisis de los jugadores para dejar mi felicitación a Unai. Un técnico que no acabamos de entender, pero que siendo justos, tiene mucha culpa de lo que ayer consiguió el Valencia. Fue coherente en sus ideas, alcanzó por fin su venganza particular frente a su rival en el banquillo y dejó al antipático Garrido con los pantalones bajados ante la afición valencianista.

Su sistema funcionó, sobre todo gracias a la incansable labor de los laterales que ayer se vaciaron en el césped.

Tanto Mathieu como Miguel se multiplicaron en ataque y frenaron las pocas ocasiones en las que el submarino pretendía atacar las bandas valencianistas. La zaga encabezada por un cada día más fuerte Stankevicius se mantuvo más fuerte que de costumbre. El lituano ya está convenciendo a la mayoría, (a mi desde luego) para que se ejerza la opción de compra y se ha convertido en el central más seguro de la plantilla, incluso en el más peligroso en el área rival.

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El partido fue muriendo con un Valencia que a la contra no paró de inquietar a Diego López, hasta que Soldado haciendo gala de una renovada seguridad marcó el definitivo quinto gol con una exquisita vaselina. Fiel reflejo de lo que significa la confianza en un delantero y que a su vez enloqueció a una grada que contemplaba eufórica unos 90 minutos magníficos, con la única imperfección en forma de lesión de un Tino Costa, al cual le deseo el menor de los problemas físicos por el bien del equipo.

Poco más que añadir sobre la abultada victoria del Valencia, salvo comentar otro dato positivo. El 0 en la portería que el gran Cesar Sánchez se encargó de conservar, para ir aumentado su record personal. Y por último  pedir que la alegría no se quede en flor de un día y se mantenga la línea positiva de juego y resultados hasta el final de la liga, empezando por el próximo compromiso con el Almería. Ayer se demostró quien manda en la otra liga directamente sobre el rival más fuerte, pero ahora hay que demostrarlo indirectamente en los restantes 21 puntos en juego.