lunes, 16 de diciembre de 2013

At. Madrid 3 - 0 Valencia: Se cumple el guión

La tímida reacción de un equipo tuvo su máximo logro en la victoria cosechada por 3 - 0 ante el Osasuna, en casa y con la ventaja de la pronta expulsión del jugador rojillo Puñal, acción que sin duda facilitó la tarea al Valencia CF. Con esta clara victoria y con el buen resultado obtenido contra el Swansea en UEL, había la mínima esperanza de que Djukic salvara otro match ball, encontrara su famosa tecla y consiguiera por fin hacer funcionar a su Valencia.


Sin embargo nada más lejos de la realidad, bastó la llegada de la copa, un enfrentamiento contra un segunda B del montón, para dejar en evidencia la poca profesionalidad y valía de una plantilla venida a menos por el paso de los años, carente de calidad y de pundonor, que ante rivales fuertes nada tiene que hacer y ante los débiles ni siquiera demuestra su superioridad más allá de ganar la posesión del balón. El Nástic de Tarragona sin matarse, fue claro merecedor de la victoria, todo ello ante el equipo titularísimo de Djukic, aquel en el que el serbio ha depositado toda su fe y confianza para que le permitan seguir ocupando el banquillo Ché y que lamentablemente no lo han conseguido, no han sabido, no han podido o no han querido.

El triste empate en Tarragona no pasaría de mera anécdota copera - una de tantas en los últimos años - si no fuera por que el equipo arrastra un sin fin de despropósitos en la presente temporada, una actuación muy irregular, donde lo único regular resulta ser los propios errores defensivos, la inoperancia ofensiva en los últimos metros y la facilidad con que cualquier rival te crea peligro en cualquier perdida de balón. Un equipo que se empeña en mantener la posesión sin la mínima profundidad, sin verticalidad y que conforme avanza el partido pierde fuelle y con ello la poca contundencia defensiva que posee.

Todos los defectos comentados se pudieron ver en la esperada derrota sufrida ayer contra el Atlético de Madrid de Simeone. El equipo blanquinegro empezó bien, con intensidad, frenando las aspiraciones colchoneras e incluso en los primeros 10 minutos se pudieron ver acciones mínimamente inteligentes de los hombres de Djukic, con jugadas rápidas, al primer toque y rescatando la típica pared - triangulación entre lateral y extremo que deja con ventaja a uno de ellos para un posible centro o internada en el área -. Incluso el espectador ché podía permitirse el lujo de soñar con sacar algo positivo del fortín en el que se ha convertido el Calderón, al ver que el Valencia no sufría demasiado atrás y llevaba por ocasiones el control del partido.

A la postre, todo fue un espejismo en el desierto valencianí. La segunda parte del partido fue un monólogo del equipo de moda de la liga contra un débil Valencia. que se limitó a aguantar las embestidas de los jugadores rojiblancos sin crear una sola ocasión de peligro en el área defendida por Courtois. Y el principal problema además de los fallos defensivos individuales o grupales, es esa, el poco rendimiento de nuestros delanteros, la falta de jugadas trenzadas que surtan de balones con posibilidades en el área rival. Ayer veías al Valencia tocar en el centro - lo único que ha conseguido Djukic de su equipo - y veías la imposibilidad de marcar gol, ni por el centro ni por las bandas ni siquiera de disparo lejano.

Mientras termino de escribir estas palabras que por repetitivas - ya que uno se cansa de explicar los mismos fracasos deportivos - me salen solas pero con desgana, se está produciendo la destitución de Miroslav Djukic, algo que no sorprende en absoluto. Algunos llevan esperando a que suceda desde la jornada 4. Otros lo hemos defendido casi hasta el final. No hay mucha diferencia al fin y al cabo, pero a mi me gusta tener argumentos fiables para decidir si me gusta o no un entrenador. Las últimas 2 semanas han sido la confirmación de la incapacidad del técnico para hacerse con un vestuario indolente. Djukic ha tenido el apoyo casi incondicional de la directiva y de gran parte de la afición y para desgracia del valencianismo no ha sido capaz de que su discurso cuaje en la plantilla, se ha visto desbordado por la situación, se le ha visto cabizbajo y temeroso en la banda sin ejercer de líder fuerte y sin carácter para expolear a un grupo de niñatos mimados que juegan cuando quieren y ahora ni cuando tienen ganas saben jugar.

Muchos esperábamos que Djukic fuera nuestro Simeone particular y paradójicamente tuvo que ser el argentino el verdugo del serbio, negándonos así la posibilidad de que nuestro gigante dormido despertara. El partido de ayer se convierte así en el epílogo de Djukic como entrenador del Valencia CF. Ahora, los valencianistas de corazón, que sentimos como propias las humillaciones sufridas por el equipo en cada campo, nos encontramos con un equipo sin calidad, sin alma, sin orgullo propio e indignos de esta afición. También nos encontramos con un club endeudado y que es un juguete en manos de políticos y banqueros y con un futuro tan incierto como desolador. En fin, malos tiempos para el valencianismo.

foto extraída de la web oficial del Valencia CF.

3 comentarios:

  1. ¿Qué más se puede decir ya de esta puta pesadilla?. Ojalá haya suerte con el sustituto de Djukic, ojalá. Saludos.

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  2. Dura derrota y es que mi atleti este año esta haciendole frente a los grandes, sobre Djukic, no entiendo como no ha podido sacar el proyecto, por que es un gran entrenador, pero la situacion extradeportiva pesa y demasiado.

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  3. @Noé Pues la verdad es que si está siendo una pesadilla como el otro día en copa donde se vieron todas las carencias que deja Djukic en el equipo o al menos aparentemente, con un equipo que no sabe como trenzar una sencilla jugada, que no tiene ni un automatismo para romperla defensa rival y que a veces peca de blando atrás.

    @Jairo la verdad es que este año no jugamos la misma liga que vosotros, nosotros estamos en otra guerra. Enhorabuena por el equipo que estáis pudiendo disfrutar.

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