viernes, 20 de septiembre de 2013

Valencia 0 - 3 Swansea: Somos un desastre. parte II


La foto de cabecera muestra a un Djukic pensativo, algo abatido, dudando en como revertir la situación en la que se está metiendo el equipo. Dudando de si será capaz de que los suyos le entiendan y den la cara por él en el momento más delicado. Esas mismas dudas las tenemos todos y por desgracia solo podemos establecer hipótesis subjetivas, divagar acerca de soluciones mágicas o las que creemos mejor dentro de nuestros cerebros de entrenador que todos llevamos dentro.

El pasado martes apuntaba tres posibles teorías sobre el mal del Valencia, las desgrané brevemente con mi escasa información, alejada del contacto más directo que poseen los periodistas, como un simple aficionado que soy. Con mi eterno pero cada día más cuestionado optimismo, esperaba que el debut europeo disipara dudas y sirviera como bálsamo a un equipo instaurado en el caos futbolístico. Sin embargo la esperada reacción no llegó, simplemente se agravó la situación, sumando una nueva y contundente derrota contra otro equipo de medio nivel que desató los ánimos de una grada que lleva mucho tiempo cansada de desilusiones.

De entre todas las teorías, la que suma fuerzas es la de la cama y sobre ella no diré mucho más que lo expuesto en mi anterior post. Como complemento añado que sigo sin creer demasiado en la certeza de tal teoría. Los jugadores son unos niñatos, en su gran mayoría, cierto. Pero esto es lo que lleva consigo el fútbol moderno. Ellos no tienen la culpa de lo que cobran. Tienen el deber de ser profesionales, pero el que es responsable de que en un equipo haya profesionales es el que los elige y creo que ese (?Braulio?) no lo hace muy bien.

Tenemos una plantilla con calidad, no demasiada, pero la hay, otra cosa es que esa calidad fotbolística, de toque de balón vaya acompañada con calidad de inteligencia futbolística, de carácter ganador, de amor propio, de orgullo deportivo. Y estos últimos atributos son una utopía dentro de este grupo. De entre sus componentes nadie es ganador, no ya tan siquiera de títulos en su palmarés, es que ni siquiera muestra el espíritu de conseguir alguna vez alguno. No hay líderes que empujen al resto, que los espoleen para remontar el vuelo. De esos futbolistas con coraje, con garra y valentía solo hay uno y no es ni siquiera un Carboni, ni un Ayala ni un Pellegrino (jugador) ni un Djukic (jugador), este líder no es otro que un portugués llamado Ricardo Costa, cuya calidad no es nada del otro mundo pero cuya actitud sobresale del resto, siendo el único hoy por hoy merecedor del brazalete con el escudo del murciélago. Un hombre que sale y da la cara él solito, ante una afición descontenta que canta contra los suyos y los tilda de mercenarios.

Ojalá fuesen mercenarios. Estos se dejan la piel por dinero y no sienten otro color que no sea el del papel moneda de turno, pero ojo!, van a por todas, no se dejan vencer por nadie sin presentar batalla, mueren con las botas puestas y no bajan los brazos al mínimo tropiezo que encuentren en su camino.
No señores, no son mercenarios. Un mercenario puede ser Messi o CR7 quienes cobran cifras desorbitadas pero hacen de su oficio su máximo objetivo vital. Dan todo y no se rinden jamás. En el césped no permiten que nadie les haga sombra, aunque fuera de él no pasen de actuar como el ser humano medio, ser simples mortales con poca ambición filosófica, más allá de gastar sus millones en coches caros y seduciendo top models.

Nosotros tenemos a un grupo de niños mimados que nunca han luchado por algo grande ni han tenido la necesidad o simplemente no la han sentido y se conforman con pasar por la vida sin pena ni gloria pero con la cartera llena. Son futbolistas pero no aman su profesión, al menos no la mayoría de ellos.

Así pues si su meta es la de echar al técnico, esto será lo único que puedan lograr con esa actitud, solo tienen que actuar igual el domingo y con suerte si Salvo cede a la solución fácil, el lunes tendrán un nuevo dirigente en los entrenamientos. ¿Que es lo que habrán ganado con ello? - pues con suerte un técnico estilo Unai, de los que imponen poca disciplina en el equipo y digo con suerte porque lo más seguro es que el que venga sea un hombre curtido en el arte de entrenar craks o semi craks como los nuestros, que no se deje amedrentar por cuatro niñatos y que en tres partidos estos pijitos tengan que lidiar con la duda de si continuar andando por el campo o madurar un poco y ponerse el traje de profesionales o de mercenarios como ellos prefieran.

Personalmente creo que lo único que tienen que ganar haciendo la cama es seguir arreglando las sábanas jornada tras jornada hasta que su andadura por el mundo del fútbol pase a ser mera anécdota estadística y algunos - los menos - acaben en algún club donde esta vez sí, se les exija correr y no arrastrarse por el verde.

¿ Creen ustedes, que Barragán o Víctor Ruiz tienen mucho que ganar haciendo camas a entrenadores, que a Banega le interesa perder el poco crédito que había ganado en los últimos partidos? Que Míchel, Fuego u Oriol quieren un técnico menos exigente, cuando necesitan por fin explotar en este oficio y demostrar que son capaces de alcanzar alguna portada histórica de este deporte?
¿ Ven a Guardado o a Bernat que no se dejen la piel por ser titulares, aunque no acierten en el centro, en la cobertura o en el momento oportuno en el que chutar de fuera del área?
¿Os imagináis a Parejo o Rami fichados en Junio por un grande más rico que el Valencia CF? O a Postiga o Pabón encandilados por algún jeque árabe para ser los arietes de su nuevo equipo juguete?
Pensáis que Guaita o Álves dejan perforar su portería para llegar a tener algún día un puesto en su selección o conseguir un nuevo fichaje millonario?

En fin, podría seguir lanzando pregunta tras pregunta, pero para no cansar más, ¿qué motivos reales pueden tener estos jugadores para querer cambiar tan pronto de jefe en el banquillo? No será más una cuestión de autoestima y aquí si que tiene culpa Djukic de no saber levantar la moral de los suyos, de no saber educar a niños malcriados y de no aplicar terapias de psicólogo en lugar de planteamientos tácticos propios de niveles más avanzados de confianza grupal.

Espero que pronto se vea a estos jugadores en los que habíamos puesto nuestras últimas esperanzas jugando al fútbol con todo lo que ello implica y que empecemos a funcionar como equipo. Se ha puesto difícil pero yo no me rendiría tan pronto ni tiraría por el camino fácil. Son solo 4 descalabros y uno de ellos contra Barcelona, de acuerdo 4 despropósitos uno detrás de otro, pero 4 partidos al fin y al cabo. Exijamos pero tengamos paciencia.

PD: Como dijo la chica a R. Costa. "Echadle cojones, no os pedimos más"

foto extraída de https://www.facebook.com/ValenciaCF/photos_stream










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