Los últimos capítulos de nuestro Valencia. ¿Bien está lo que bien acaba?

Llevaba tiempo sin escribir sobre las actuaciones de nuestro querido Valencia.

La última vez que lo hice fue para expresar mi descontento con la actuación arbitral en el Bernabéu. Pensé que era necesario, que había que alzar un poco la voz aunque no sirviera para nada. Es al derecho al pataleo a lo que nos aferramos los humildes a los que nos niegan lo que es justo.

Pero ese enésimo robo efectuado por los de siempre eclipsó los verdaderos problemas a los que ha de enfrentarse el equipo esta temporada, y esos problemas vienen derivados del pobre juego colectivo que se observa en los partidos y que a mi parecer decrece en calidad a pasos agigantados. Ahí les dejo un resumen de los últimos capítulos de cuéntame como pasó:

Manchester

1

1

Valencia

La maldición contra los grandes ataca de nuevo

  

En Manchester pudimos ver una versión del equipo con casta, con fuerza, con atrevimiento a la hora de enfrentarse a un grande de Europa y vimos destellos de calidad de muchos de los nuestros. El encuentro fue lo vibrante que esperaba, entretenido y con ocasiones de gol pero sin control ninguno del tempo del partido. Tan rápido podíamos haber sentenciado el partido después del gol inicial como podíamos haber caído derrotados si no fuera por las increíbles paradas de nuestro canterano Guaita. Al fin y a la postre no hubo nada que reprochar al equipo visto el rival que fue y el escenario que hubo. 

Valencia

3

3

Osasuna

Unai confirma su mediocridad

De esta manera y con la resaca Champions en el cuerpo volvíamos a cerrar jornada liguera y otra vez en un poco querido lunes. El compromiso era perfecto para recortar puntos a los rivales directos que habían pinchado en sus partidos.

Pero todos sabemos cómo empezó y como acabó la cosa contra los rojillos de Camacho. Una primera parte con mucho acierto de los hombres de Unai que acabó con un claro 3-1 a favor en el marcador. Y una desastrosa segunda parte en la que el equipo fue una caricatura de sí mismo y Emery fue el que más hizo reír en la payasada general. 

El segundo tiempo dejó la merecida remontada del Osasuna que fue capaz de meter entre las cuerdas a nuestro equipo que no tuvo el coraje de enfriar un partido que tenía en su poder. La noche nos dejó además otra lección de la bautizada “entrenadoritis” de Emery con el cambio de Banega por Dealbert y otros despropósitos que no comentaré por no aburrir.

Comentar eso sí, que el partido dejó muy crispada y con razón a la afición, entre la que me incluyo. Con lo ocurrido no tuve ánimo para contar todo aquello que hubiera deseado y me esperé a que la inspiración surgiera de nuevo.

Real Sociedad

1

2

Valencia

El Valencia vuelve a puestos Champions con más fortuna que buen hacer.

Iba yo buscando la inspiración para seguir narrando las venturas y desventuras de nuestro Valencia y de pronto las encontré. Y como no,  tuvieron que ser los goles y en este caso golazo incluido, los que me dieran de nuevo el ánimo para escribir.

En cuanto al partido es imposible decir que fue bueno. Se jugó como siempre, sin controlar ni dominar el partido, permitiendo que el contrario mueva el esférico a placer a poco que tengan algún jugador de calidad. Ayer sobró con Xavi prieto que no infligió más daño a nuestra zaga porque su equipo tampoco le acompañó debidamente.

La Real se adelantó gracias a un penalti para mi inexistente, para otros riguroso, que a punto estuvo de arrastrar al Valencia hacia la crisis más profunda. Pero ahí estaba el potente disparo de Tino Costa que al final de la primera mitad lanzó magistralmente una falta y volvió a marcar un golazo de esos que te levantan de la silla, te hacen gritar de alegría, y a veces te ponen los pelos de punta.

Goles como estos son por los que vale la pena tragarse de vez en cuando 90 minutos de juego insulso, anodino y falto de ideas como el que contemplamos ayer.

Yo particularmente no creo que sea un problema de actitud. Me niego a pensar que los jugadores no quieren ganar, o correr más. Puede que haya algún caso aislado, pero creo que es más bien falta de entendimiento entre los jugadores provocado en buena parte por el desconcierto que causa el director de orquesta. Y es que no por mucho mover la batuta desde la banda se consigue una agradable sintonía en el terreno de juego.

Solo se ven individualidades. Juaquín desborda con una enorme carrera y casi nunca tiene a nadie para intentar una pared. Mata desequilibra con una jugada personal y muchas veces acaba en la nada. Los delanteros pueden estar los noventa minutos cayendo hacia bandas y no estando a la hora de rematar los centros. El medio del campo está poco poblado obligando a que dos jugadores tengan que cubrir mucho terreno. Anoche salieron a relucir las carencias de cada uno y sobre todo de la defensa que ayer no acertaba ni a despejar correctamente e incluso regalaba de nuevo el balón a los atacantes locales. Mucho hay que mejorar si se quiere hacer algo más que cumplir los cansinos objetivos.

Ayer no disfruté de buen fútbol, pero hacía tiempo que no cantaba los goles del Valencia con tanta alegría. El primero de Tino me dió un subidón. Es el gol que siempre sueñas ver. Y cuando llevaba 20 minutos de la segunda parte pensando que no estábamos haciendo todo lo posible para ganar, llego el fallo de Bravo y el gol de Aduriz.

La verdad que los delanteros ayer estuvieron flojitos, pero la definición de Aritz me pareció excelente, rápido en recoger el rechace, arrancada veloz, buen regate al defensa y tiro a puerta potente y cruzado que bate genialmente al portero. Fue un segundo subidón de alegría. Y a partir de ahí a debatir el paupérrimo juego visto últimamente y las posibilidades de mejorar si es que las hay.

Fotos extraídas de la web de Superdeporte