Se acercaban las semifinales. Esta vez sí que apetecía verlas. Por primera vez en la historia disputábamos un puesto en la final del mundial. Se empezó con mal pie, consiguiendo a pesar de ello pasar a octavos como primera de grupo, luego nos medimos a los vecinos portugueses anulando casi por completo a sus grandes estrellas. Después nos vimos las caras contra los paraguayos, bravos y valientes, en otro partido de sufrimiento sin fin, en el que se logró romper la mala racha de los cuartos de final.
El destino nos deparaba una semifinal contra la rocosa Alemania, la selección que venía arrasando en el mundial, la que más goles metía, y que había eliminado nada menos que a Inglaterra y a Argentina endosándole cuatro goles a cada una.
Nuestro país se había preparado bien, algunos con miedo, otros muy optimistas, las banderas de España ondeaban en todos los rincones, como nunca antes lo habían hecho, orgullosas de unos colores y de unos hombres que están haciendo soñar y disfrutar del buen fútbol a millones de espectadores en todo el mundo.
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| Otro once histórico. |
Para esta ocasión, la cita era en el chalet de Kike, ese amigo que siempre está ahí, que cuenta contigo para lo bueno y para lo malo y que no se olvida de llamar de vez en cuando sin esperar a que tú lo hagas.
También se apuntó Paquito, menos futbolero, pero gran amigo y animador en este tipo de eventos. Esta vez no había proyector para verlo, pero sobró una tele de tubo de 21 pulgadas, para disfrutar del gran partido que disputaron esos locos bajitos contra esa muralla de alemanes.
Y a falta de pulgadas no faltó ni el tinto de verano ni una buena “torrá”, cosa que siempre crea ambiente en ocasiones especiales. Previamente nos habíamos encargado también de gafar un poco a los alemanes, haciendo una simulación en el PES en mí ya obsoleta play 2.
Como tanto mundial y tanta emoción me está dejando sin fuerzas para escribir al ritmo de los hitos que consigue esta magnífica selección, no soy capaz de hacer una buena crónica del partido. Para ello, solo tendréis que leer el Super o poner cualquier telediario mañana a la hora de comer.
Así que, alejándonos de estadísticas, de ocasiones y de datos técnicos del partido, me quedo con la sensación de ver a un equipo grande, histórico y campeón como Alemania, que no pudo hacer sombra a España, que se mostro impotente, sin saber cómo avanzar hacia portería, sin desplegar el juego al que se habían acostumbrado. No en vano, tenían delante a la selección que más posesión y toque tiene sobre la faz de la tierra. Y esa selección no es la mítica Brasil, ni la argentina de Messi y su endiosado entrenador.
Esa selección es la misma que hace unos años se formó bajo las ordenes de Don Luis Aragonés y que ahora comandada por el tranquilo y sosegado Vicente Del Bosque está llegando a metas nunca antes alcanzadas.
Podremos estar más o menos de acuerdo en los planteamientos del entrenador, tener nuestras alineaciones preferidas y nuestros jugadores predilectos. Pero si hay algo que nos hace grandes actualmente, es que no dependemos únicamente de un crack, ni siquiera de once jugadores.
Hay gente de contrastada calidad y con la veteranía y el espíritu necesarios para llevar a un equipo a lo más alto. Pero hay muchos jóvenes con talento, con mucho futbol en sus pies. Tenemos Villas y Xabis. Pero también tenemos pedritos y matas y otros jugadores que aquí no pudieron estar, y que son el futuro cercano de este gran equipo.
El próximo domingo muchos españoles seguiremos bien de cerca y con mucha ilusión la gran final de Suráfrica. Enfrente tendremos un muy buen equipo, que habiendo hecho sus deberes luchará a muerte por ser la triunfadora.
Nosotros, estoy seguro de que lucharemos con todas las fuerzas y con toda nuestra fe, para conseguir ese trofeo que tanto merecemos y que sabemos que podemos lograr. Pase lo que pase hemos hecho historia y los hechos que aquí se están narrando no serán fácilmente olvidados.
Último obstáculo: Holanda…. ¡¡VAMOS ESPAÑA!!
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