jueves, 10 de marzo de 2011

La noche más triste de la temporada


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Vaya por delante que el partido de ayer me dejó más hundido que ninguno esta temporada, incluso más que la derrota copera en el Madrigal. Nada más acabar el encuentro sentí esas viejas ganas de llorar y esa apatía general que hacía tiempo que no experimentaba.

Nada más acabar el desastroso partido, estaba convencido de que habíamos tenido mala suerte, de que era injusto, de que habíamos tenido más oportunidades y de que en el cómputo general de los 180 minutos, como ante el Villareal, fuimos mejores y que el premio se había ido para el que en momentos puntuales acertó más, pero no para el mejor.

El sentimiento de rabia se acrecentó al recordar las historias previas de apoyo incondicional al ex-siete de España y al pensar que otra vez ese personaje nos quitaba de un plumazo toda la ilusión que la afición se había encargado de ir alimentando poco a poco para llegar pletórica a la gran cita.

Después del pitido final y escuchando un rato las tertulias radiofónicas hasta que la cabeza me lo permitió, pude escuchar por boca de muchos, que no habíamos puesto la casta necesaria ni el oficio suficiente y que el Schalke era merecedor de pasar la eliminatoria.

Por una parte debo ceder y dar algo de razón a esas palabras de autocrítica que he escuchado en radio y que en el día de hoy estoy leyendo en los distintos blogs que sigo, así como en la tertulia valencianista
Estoy de acuerdo en nuestra falta de oficio en las grandes ocasiones, soy consciente de nuestras carencias y de la merma de calidad de la plantilla con respecto a la del año anterior y tengo claro también, después de haber enfriado algo mi mente atormentada por la eliminación prematura de la competición, que ayer como en tantos momentos trascendentales, algunos jugadores no dieron la talla. Sin embargo no soy capaz de creer que fuera por falta de implicación o de actitud, ya que si en un día como el de ayer un profesional no lo da todo, nunca lo hará. Es por esto por lo que creo que si en algún momento dio la sensación de que tal o cual jugador se escondió, es porque no tiene nada mejor que mostrar o que aportar a este Valencia.

Y por otra parte pienso que la autocrítica debe salir de los propios futbolistas y los demás estamentos del club que han ayudado a que tengamos el equipo que tenemos con el carácter que tenemos y con los objetivos segundones que nos asignan desde la cabeza del máximo mandatario del club.

Yo sigo pensando que la eliminación no fue justa, pero quizás sea mi valencianismo infantil quien me juega malas pasadas y no me deje ver la cruda realidad. Cierto es que vuelvo a estar en desacuerdo con la alineación y con la actuación de algunos futbolistas. A ellos les llegará su turno de crítica en posteriores artículos.

Sin embargo hoy, también me veo obligado a alzar un tono la voz para denunciar una vez más la actuación arbitral, que otra vez en un gran escenario volvió a dejar mucho que desear y volvió a echar una manita al equipo rival y a ser en mi opinión determinante en el devenir final de la eliminatoria. Y esto lo expongo no con ánimo de excusa o de esconder los propios errores, que los hubo, esto lo digo porque no me gustaría que quedará como anécdota escondida entre el desconcierto de la afición por el fracaso de Gelsenkirchen. Porque esa anécdota sucede año tras año y suele sufrirla el mismo equipo y lo que quiero es que no se vuelva a producir cuando volvamos a ser un equipo con aspiraciones a ganar algo y nos encontremos en otro duelo vital para las aspiraciones valencianistas.

Para terminar, por hoy, debo decir que lo que más me duele y sospecho que a la mayoría también, es el hecho de habernos quedado ya, antes de fallas, sin un objetivo claro por el que luchar, por una meta que ilusione a esta afición herida en su orgullo. No nos queda otra opción por tanto, que la de levantarnos y animar con las fuerzas que nos queden para que la derrota de ayer no pase factura al equipo.


Este partido nos ha quitado a todos un pedacito de vida, de ilusión y de fe. El problema es que ya no quedan grandes citas por jugar. Segundos no seremos, salvo milagro o que ganemos todo lo que queda por jugar, igual pasa con bajar a la quinta posición, sería catastrófico, significaría dormirse demasiado en el campo. Entonces, ¿qué hacemos con estos últimos 11 partidos?..
De momento ganar cuanto antes, por ejemplo, al Zaragoza.

2 comentarios:

  1. Coincido plenamente contigo, me dio ganas de tirar la television por la ventana... pero la parienta me hubiera caneado, asi que me conforme con tragarme esa amargor y esa impotencia, que se le va a hacer...

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  2. Ánimo para furutos choques. Creo sinceramente que este tropiezo servirá para que el año que viene seas un equipo temible en Europa.

    Enhorabuena por el blog, parece muy interesante y voy a tener que seguir tus publicaciones atentamente.

    Te invito a que pases por el mío y dejes algún que otro comentario cuando te apetezca.

    Te sigo!

    Carlos
    http://futbolyotrasdrogas.blogspot.com

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te animo a debatir

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