Durante estos
últimos años los aficionados valencianistas hemos ido poco a poco resignándonos
a aceptar una realidad que cuesta aceptar. La que nos sitúa como eternos segundones,
sin haber podido celebrar ningún título ni nada que se le parezca en los
últimos cuatro años, desde aquella temporada en la que el equipo entonces
entrenado por Koeman ganó su última copa del Rey, el mismo año en que estuvimos
a punto de sufrir el mayor fracaso como equipo clásico de primera división, el
perder la categoría.
Por suerte,
el orgullo de unos pocos integrantes de aquella plantilla tiraron del carro del
resto de futbolistas e hicieron lo suficiente para evitar la catástrofe
deportiva y compensaron a la sufrida afición con un título que aunque por
las circunstancias no se celebró como merecía, si que fue bien disputado y
sirvió para aumentar el palmarés del Valencia CF.
Después de
esa extraña temporada se instauró una especie de tranquilidad en el club. Con
la llegada para la nueva campaña del actual técnico Unai Emery y del presidente
Manuel Llorente hemos vivido una situación de estabilidad y de calma, tanto de
resultados como de expectativas futuras. Esta estabilidad se traduce en que el
equipo se limita al cumplimiento de los objetivos año tras año, lo cual se está
consiguiendo a costa de colocar al Valencia CF en un puesto segundón sin la
posibilidad de hacer frente a los grandes dominadores del fútbol durante las
últimas temporadas.
La
clasificación para disputar Champions cada año y la consecución del tercer
puesto, son los únicos argumentos que han
permitido mantener la cabeza del entrenador en el banquillo y consagrarlo como el
tercer hombre con más partidos dirigidos en la historia del club. La crisis
económica y la necesidad de recuperarse de los derroches cometidos por
anteriores presidentes, son las razones que impiden tener una plantilla más
competitiva y capaz de disputar mínimamente la liga a Madrid y Barcelona, o de no caer eliminados ante cualquier rival de entidad que se nos cruce en
competiciones a doble partido.
La política
de austeridad que ha establecido Manuel Llorente y su grupo directivo llevada a
cabo según un llamado plan de viabilidad, está manteniendo al club en una
cómoda posición que permite cuadrar números en cada balance. Sin embargo, ese
raciocinio económico ha convertido al Valencia en una empresa más del mercado y
lamentablemente no lo está haciendo todo por el bien de su cliente, el
aficionado y el abonado que acude cada partido a Mestalla. El valencianista
siempre ha necesitado algo más que números para conservar la fe y seguir
alentando al equipo en cada batalla y esto solo se consigue alimentando la
ilusión por el fútbol.
Hasta ahora,
la merma de calidad de la plantilla a raíz de la venta de las principales
figuras del equipo no ha traído consigo una consecuente pérdida de puestos en
la clasificación liguera, pero esto no se puede atribuir únicamente a un
acierto en la política de fichajes, ya que buena parte de los motivos que hacen
posible seguir cosechando los mismos resultados son precisamente la pérdida de
calidad en el resto de equipos de primera división que hasta no hace mucho eran
rivales directos nuestros y ahora a duras penas alcanzan posiciones de Europa
League.
Dicho todo
esto, solo queda ahora centrarnos en la gran oportunidad que tendrá mañana Unai
Emery y el equipo de hacer historia en el Camp Nou y repetir esas gestas que
vivíamos a principio de siglo. En esa época no tan antigua, cada vez que se
acercaba un momento importante, disfrutábamos, porque conseguíamos hazañas épicas
en los mejores estadios de Europa. Nos sentíamos orgullosos de seguir a un
equipo que con un espíritu ganador y hambre de títulos escribía páginas doradas
en la historia viva del valencianismo.
Mañana toca
ganar al Barcelona, jugar sin complejos, creer en la final y el técnico ha de
demostrar valentía en la alineación, en sus gestos para convencer a sus
jugadores de que todo no se basa en la diferencia de sueldos de los
futbolistas, de que a veces se puede suplir calidad con ganas y recordar a los
once que salten al campo que no es la primera vez que un equipo favorito cae en las garras del murciélago blanquinegro.
Por último recordar
desde mi blog que este equipo con otros jugadores ha sido capaz de superar a
rivales que como ahora eran más fuertes económicamente. Ese Valencia no era
perfecto pero hacía soñar y vibrar a la afición en los grandes compromisos,
cuando un valencianista podía sentirse por unos momentos vencedor frente a su
vecino culé o merengue, incluso por unos días y porque no, durante algún verano nos
hizo sentir también campeones.
imágenes extraídas de www.superdeporte.es
Ojala este Valencia logre la machada y pase a la final, aunque a priori no sea facil, dices bien que este equipo necesita titulos y sería un golpe de efecto grande el ir a Madrid, desde fuera he de decir qu este Valencia me parece un equipo muy serio, a tenido bajas importantes pero es cierto que las ha suplido bien con fichajes de segunda linea que han acabado por dar un paso al frente, soldado, costa, banega o Jonas son casos claros.
ResponderEliminarSin mas mucha suerte y saludos desde mis mundos.
Desde que estamos sufriendo la dichosa crisis post Soler, el club y parte de la afición se ha acomodado en la mediocridad y el conformismo.
ResponderEliminarTodavía podemos ganar este año la Europa League, pero con esta mentalidad dificilmente lo hagamos.
Saludos.
No fue, pero pudo ser. Puedes sentirte orgulloso de lo que está haciendo el Valencia y, sobre todo, de seguir siendo valencianista vengan las épocas que vengan. Estamos en la época en la que todos tienen que ser del Madrid o del Barça.
ResponderEliminarQuizá te pueda gustar este corto artículo, escrito por uno que sigue siendo zaragocista a pesar de Agapito y la vergüenza que nos hace pasar:
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ResponderEliminar!!!!! TE ESPERAMOS !!!
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