Si algo caracteriza al fútbol como deporte es lo inestable que es con el paso del tiempo. Un día crees que tienes el mejor equipo del mundo y otro día piensas que estás en la miseria futbolísitca y no puedes aspirar a nada. De eso sabemos mucho en Valencia, somos expertos en pasar de 0 a 100 en tiempo record.
Es por eso también que hace unos días pretendía escribir sobre nuestro entrenador explicando las razones por las que quizás Emery mereciera una última oportunidad de ganarse su renovación. Soy sincero y admito que gran parte de esa esperanza la basaba en los resultados del equipo. Pero también es cierto que en esos últimos partidos antes de la debacle alemana, sobretodo en el de Bilbao, había notado un ligero cambio de imagen en la actitud del entrenador, vislumbraba una persona más fuerte en sus ideales, que hablaba en rueda de prensa con una seguridad nueva y mostrando una mayor valentía en sus decisiones.